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mardi, janvier 03, 2017

¿Qué sucede con la novela? Un libro que existe, Los perros de la eternidad...

cuando empiezo un libro siempre ruego poder sentir lo que estoy leyendo. Pocas veces sucede. Algunas veces siento que lo que leo no es verdad, o que ha sido "fabricado" y se nota mucho el trabajo de "producción". O que corresponde a una mentalidad demasiado esquemática, repetitiva o epigonal. Y peor, muchas veces puedo sentir que lo que leo es una prolongación de la ideología dominante, sin planeta luminoso que gire libre en el espacio haciéndonos ver su luz, sino una especie de planeta inmóvil,  lo que me produce un sentimiento de asfixia. También es importante encontrar un tono, una voz de autor.a verdadera. Sucede poco, pero sucede. No quiero decir banalidades, aunque hay algunas cosas que he notado en mis lecturas recientes, las novelas reflejan y encarnan su tiempo y quien escribe es como la caja de resonancia, el traductor y la traductora de todo lo que sucede y que, mientra más notas musicales tenga entre sus manos, mejor será su resonancia... es una música, caprichosa, alta, como baja. Y es siempre una música.
La última novela de Alejandro López Andrada, Los perros de la eternidad (Almuzara 2016) me ha abierto las puertas a un  espléndido paisaje interior, colores, formas de una España que no cede a la música narcótica del imperio neoliberal. Es decir, la novela refleja un mundo todavía no contaminado por el pensamiento liso y estandarizado de la "sociedad del espectáculo". Los paisajes que describe, la Cordova de toda una vida donde el persoanje principal gravita, son de una intensidad poética rotunda, y dan ese aliento largo de las frases de la novela. De hecho, no sé si Alejandro López Andrada hubiese escrito una novela como esta si no se protegiera como lo hace del mundanal ruido de la sociedad mercantil, si no hubiera en él ese observador fino, atento al detalle y a las emociones. Porque si hay algo que me ha seducido en esta novela, es su falta de temor a la "emoción y el sentimiento", en contra de los paradigmas de escritura aseptisada y falsamente neutra. De hecho, los recursos del autor son parte de es paleta de pintor de estilo impresionista. Tal vez hay algo del mundo de Onetti en ALA, la ciudad que es una cosmovisión, con sus valores, sus gentes y sus experiencias que se resisten a ser borradas de la memoria, es también un esfuerzo de memoria, de dejar marca de una parte de la realidad muchas veces no reflejada en la narrativa contemporánea de la España actual. La verdad que pocas veces me leo una novela de un tirón, por eso me ha encantado que este sea un libro, un libro de verdad, con toda su carga afectiva de vida.

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