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mercredi, décembre 05, 2012

Del mundo como un supermercado

Siempre pienso en esta frase: cuesta mucho saber dónde se encuentra su deseo. No desear siempre el deseo del otroa, según la regla mimética que describía René Girard, sino desear lo que nos es necesario, lo que nos produce placer a nosotras. Nosotras, significa escapar de toda esa panoplia de estereotipos que nos llueven día a día sobre lo que "debemos o no desear". Viendo una página de Internet, descubro que existen cada vez más editoriales virtuales (he descubierto sobre todo en francés) que editan de todo, como en un supermercado, como si el lector o la lectora entrase en un dédalo donde siempre hallará el hilo para salir. ¿Será? Intuyo que el abaratamiento de los costos de una edición por Internet, ha convencido, como me comentaba Olivier, que cualquier persona puede escribir correctamente sus memorias, contar anécdotas o conjugar historias, sin que por eso se plantee grandes problemas sobre el lenguaje, la forma, el sentido, etc.... esas personas pueden vender sus libros entre 40 o 50 personas conocidas y así, la editorial, puede llegar a vender cientos de cientos de ejemplares de esa psicología de la proximidad que plantea otra forma de "Vínculo social". Estas palabras están de moda, las he oído varias veces los últimos días, en Pierre de Rosanvallon, en Marc Augé...
Justamente, mi vínculo social es virtual en el extranjero, pero no solo lo es para mí, todas las personas viven y conversan a través de la web, compran, escriben, diseñan el mundo a su manera. El mundo parece un supermercado con el producto que necesitamos.  Esto podría dar resultados inimaginables, peor también puede producir una parálisis social, es una intuición...

a medianoche desperté con dolor de cabeza. Tenía: El placer del texto (Barthes) en mi mesa de noche. Leía: ¿qué hace que muchas personas renuncien al placer noble de la lectura? Tal vez, pensé que es que no se sienten a la altura de esas experiencias que aparentemente son sofisticadas, porque, por más trabajo que le haya costado a quien lo escribió, ¿ no parece tan natural, tan real? Creo que la economía nos ha arrancado muchas cosas, la capacidad de confiar en nuestros deseos, en su autonomía, en nuestros sueños, en nuestra capacidad de soñar.

El otro día pensé: mientras soñemos, mientras el inconciente esté allí (el inconciente que son los otroas)
latiendo, imposible que no haya literatura. Nunca sé qué me empuja escribir, pero lo hago, es vital, es como soñar para después estar bien.  Hablo de los sueños del sueño en sí.

He estado durante una semana recibiendo gente, hablando con gente, pero no me he recibido a mí misma, no me he hablado a mí misma.

Un día, sensación de agotamiento, de estar como distorsionada, fuera de mi eje. Resulta después de hacer muchos esfuerzos por comunicar, por dialogar. Hay algo en mí que se traiciona, no son miradas que me ven, sino que ven al personaje- Y es agotador.

para volver al supermercado, las identidades se venden y se reconstruyen a una velocidad sideral en las redes sociales, la mejor caricatura. Una persona que tiene 2000 amigoas pero cuando está enferma, o necesita a alguien, no encuentra a nadie. Estas identidades del ciber, son volátiles, no son realmente identidades porque se construyen para la mirada exterior, al menos, es lo que intuyo.
Tal vez estemos entrando a otra forma de construir nuestra psique, ¿ no será nuestro super-yo el FB? Y el Ello, el espacio sideral e inanimado de la imagen?

tendría que dar vueltas a esta idea que tengo la pretensión de exponer, sin afinar.

tal vez porque en este mundo virtual. todo se me hace alambicado.


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