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lundi, juillet 30, 2012

¿Se puede y se debe compartir?

Esta pregunta me viene en contacto con la realidad más violenta a la que nos enfrentamos ahora: la soledad en medio del tumulto, el tumulto de los medios, el tumulto de la calle. Un sentido importante de la vida podría ser compartir, tal vez existir en ese puente, ese link que se crea al tener que hablar con otra persona, otro cuerpo, aunque sea ausente. Es en este intercambio en que nos reconocemos como personas, en que dibujamos nuestra presencia y le damos un aliento, una existencia.  ¿Por qué es tan difícil compartir? No lo sé, tal vez porque hemos perdido la inocencia del lenguaje, y también del gesto, A todo le asignamos un valor de intercambio perdiendo la gratuidad de un gesto, de una palabra. Una ama porque ama, desea porque está viva y puede seguir su deseo, salvo si hemos perdido la ruta en nuestro propio mapa emocional, nuestro lenguaje... al final, todo es un problema de lenguaje... es mi intuición...

Pensaba: actuamos con más seguridad cuando estamos más alienadoas con el lenguaje, cuando creeemos que posee una verdad, que manifiesta la verdad sobre nosotroas y el mundo. Nunca hemos estado tan encerradoas en nuestras fortalezas hechas de convicciones y verdades, nunca antes tan aferrados a nuestras contingencias culturales asumiéndolas como absolutas.

Ese repliegue nacionalista y regional, tiene que ver con el escándalo que produce el ruido, con un pánico animal a desaparecer en medio del ruido.

En las relaciones, amistosas, amorosas es donde más sentimos esta soledad: abandonamos todo intento de ser oídoas, de ser escuchadas, es mejor no pensar en compartir, al final, es imposible.  La complicidad, la ternura, el riesgo que implica compartir, no son valores muy resistentes. El mundo nos hace creer que podemos vivir sin los demás, que son prescindibles, cuestión de no arriesgarnos más en esa vorágime del movimiento y de la pérdida de identidad. Todo encuentro verdadero nos pierde porque nos señala el límite de nuestra percepción. Encuentro un número especial de la revista Philosophie, con un documento dedicado a " si es posible vivir a dos", si es posible compartir con alguien sin miedo, sin amargura. Caigo sobre un fragmento que me interesa. Según Martin Buber (filósofo austriaco) el Yo  es yo en contacto con Tú, madre, padre, amigo, pareja, de lo contrario es la desesperanza absoluta. " Los sentimientos, que, según Buber, son casi accesorios comparados con la preeminencia del Tú, no nacen y no duran que a partir del reconocimiento ético, de la alteridad y la voluntad de entrecruzar  su existencia con alguien que no sea uno mismo"...  en suma, no podemos ver a otra persona como un elemento exótico, fuera de nuestro territorio, sino que tenemos que enraizarlo,  hacer que confíe en él, ¿cómo? Queda el lenguaje como un promotor de alienación y des-alienación, como certeza y como duda constante. Creo que sí, y, aunque no se pueda conocer el mundo "tal como es"abrazar el conjunto de una persona en toda su inmensidad, tal vez sea solo suficiente quedarse con el gusto de alguien entre los dedos... Total siempre estamos inventando la vida en el día a día....


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