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jeudi, avril 12, 2012

Sol de Lima, cómo nos olvidamos de quiénes somos

desde que he llegado no dejo de moverme, siento que la vida está servida en una fuente y no dudo en estirar la mano para recoger sus frutos, peor también eso me obliga a pensar, y pensar en todo lo que veo en comparación con lo que he visto o he vivido. Entre mis lecturas y diálogos silenciosos con gente que no veo pero que escucho o leo, siento que estamos en una etapa de nuestra existencia como especie, como relato, a punto de homogenizar el mundo entero. Es decir, la globalización ha permitido que todo el mundo acceda a la información y una forma virtual, simbólica, de lo Real, pero también es responsable de algo que podemos transformar si somos capaces, sobre todo en las partes más vulnerables del planeta: y es que ha monopolizado el discurso. estamos escuchando constantemente las mismas opiniones, las mismas ideas, las mismas interpretaciones que ejerce un grupo de gente desde una plataforma todavía muy poderosa. Esta manera de pensar y observar, solo observa lo evidente. Ayer, mientras paseaba por las calles, notaba que pese a que seguimos hablando de un crecimiento de 6% en la economía, del boom de la cocina, de la economía, de la minería, etc, lo que hay es una masificación por un tipo de comida (que es lo que Thays quiso decir tal vez sin decirlo claramente) por un tipo de vida (hecha de latón, pero que brilla) y que ignora un "saber hacer" individual, personal, concreto, aplastado por una propaganda. En vez de pensar y elegir con libertad, solo somos víctimas de esa propaganda, de una realidad como producto. Estamos en el mundo de lo inmaterial, lo virtual, y el consumo que nos convierte en meras abstracciones. y ese es el problema de no poder pensar con nuevos instrumentos, de no poder salir de la trampa de las categorías ideales y que terminan siendo una ideología. Más que nunca creo que estamos bajo el efecto de la tiranía de los medios que opinan en boca de sus seguidores ciegos, con una sordera de época casi autista.

Es curioso, nunca entiendo a quienes necesitan moverse en el mundo de las categorías, supongo que es un horror vacui, pero no olvido que ese no "querer saber" qué pasa más allá de nuestras fronteras mentales, simbólicas, es una forma suprema de ignorancia, la más soberbia.

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