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mercredi, décembre 21, 2011

Los derechos de autor@

Hay una urgencia por plantearse el marco legal de los derechos de autor@. El problema es que fundamentalmente es tratar con un bien no material, que es de uso colectivo, el lenguaje. Escribir es un don, y cualquier persona que escribe y hace de esto un modo de vida, merece respeto, pero es también un trabajo. Y cuando hablamos de trabajo, hablamos de dinero, que tiene un valor simbólico: el de compensar ese trabajo por una recompensa, incluso, tiene un valor de reconocimiento y de cura, caso del psicoanálisis. Pero, ¿qué hacer un una época en que la circulación libre de estos bienes, no materiales, circulan de forma independiente y qué actitud puede asumir una escritor@ sobre ello?
No lo sé, el copy left me parece admirable, al final sería reconocer que la "creación", tal y como se la concibió en la modernidad (la idea de que el sujeto existe) ha cambiado. No somos creadoreas de nada, simplemente (un rol menos dionisiaco y terrestre) transmisores y transmisoras de contenidos... El lenguaje es siempre un instrumento colectivo, nos ha sido dado y depende (en su mayor parte) de su relación con los demás, le debemos a todo el mundo el poder escribir, pero solo nosotro@s sabemos que escribir es un gesto íntimo, que busca alejarse al mismo tiempo del mundo exterior... gran dilema, dar lo que nos ha sido dado o esperar que se nos reconozca como un trabajo que exige dedicación, rigor, tiempo, y controlar los derechos de autor@. La época se aproxima cada vez más a una explosión de esos derechos, considerándolo como un cuerpo colectivo, como si de pronto, una vez que se va de nuestras manos, perdiésemos todo poder sobre él. Y en parte es así, pero pensar que las personas que escriben terminarán renunciando a sus derechos, es un poco prematuro (habría que crear una forma de poder renunciar a esos derechos sin caer en la completa idefección). Escribimos poco para la cantidad de cosas que se ofrecen contra los libros, volver a pensar que puede ser un gesto decorativo, ornamental,  sería pedirle regresionar a los tiempos en que la literatura, y sobre todo la poesía, como decía Barthes, reflejaba en los tiempos clásicos, no un universo separado,  ni ninguna especificidad sino solamente el uso de una técnica según las reglas, una variación ornamental de la prosa. 

Es un tema complejo, y no tengo una idea clara de qué se debería hacer, tal vez comprender que los dispositivos de circulación y de interpretación de lo que se escribe, han cambiado, en el sentido de que ha perdido su misterio, se ha convertido en un discurso oído, escuchado por todos, a no ser que confiemos en que cada persona que escribe pone en ello algo que es irreductible al género y al origen, algo que no podemos reducir a un concepto, y que sería triste que desaparezca. 

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