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vendredi, octobre 07, 2011

La violencia en Caracas



Ayer fui a ver El rumor de las piedras, película venezolana sobre la violencia de los barrios pobres de Caracas, una violencia que amenaza la vida de cualquier habitante, de un niño que se encuentra atrapado en medio de un tiroteo, de una mujer, de cualquier persona. Difícil hablar de este tema sin pensar en que la violencia tiene un origen con nombre: la violencia social. Esas fortalezas en las que se han convertido los "barrios" de Caracas, lugar donde ninguna ley se atreve a entrar y donde gobierna la ley de jóvenes organizados en bandas de la muerte y el castigo, castigo a una sociedad que no les da otra salida que la de ser estigmatizados en delincuentes, o "malandros", como se les llama aquí. Son una nación dentro de una nación.

Los barrios están enclavados en las montañas, son fuertes donde la violencia domina, pese a todos los esfuerzos de asociaciones civiles y gubernamentales por proponerles otra cosa, un futuro, un sentido. Estos jóvenes reproducen la violencia de su época, viven alienados con los juegos video de guerra, admiran, sin saberlo, la fuerza, la temeridad, se pierden en el laberinto de los modelos de héroes viles, y solo encuentran balas para saldar su conflicto con la sociedad. Arrimados en casas apiñadas en las montañas, no encuentran lugar en la sociedad sino es empuñando un arma (me sorprende que en las encuestas una mayoría muy joven dice que votará por Chávez en las próximas elecciones), su lenguaje está codificado y la identidad no se construye en la familia, sino en la banda o pandilla. Toda inocencia se pierde en ese mundo donde la muerte es la forma más rotunda de la vida, es con esa parte con la que se mantienen en contacto, encerrados en esas fortalezas encaramadas en las montañas. La confrontación es inmediata en esos hervideros, todos se conocen, se observan en su miseria, en su falta de perspectivas y en su confusión. Estos tiempos son duros, y aunque la educación trate de recuperarlos socialmente, el discurso del clan vandálico es más fuerte, es la "horda primitiva" organizada la que se impone a la social, protegida por la inamovilidad del barrio y su aspecto laberíntico: que hay que escalar por escaleras interminables. Es abrumador, hay una violencia sorda, que obedece más al exterior, a estereotipos exteriores difundidos por la televisión y los juegos video, que a la educación y a la familia, hay tánatos reproduciendo a Tánatos, sin embargo, en la televisión hay también programas educativos, creación, una parte de la población joven se implica, produce formas de pensar. ¿Qué sucede y por qué están más a tono con las cacofonías del internet que con discursos democráticos? Tal vez la crueldad del capitalismo y las divisiones sociales brutales que sin embargo se han reducido, han dejado huella en la memoria, arquetipos de éxito social que tiene que ver con los pandilleros más que con personajes que estudian y logran hacerse de un futuro, hay algo que no permite que otros discursos reemplacen los ultra violentos del clan y la horda. Es un tema inquietante porque Caracas está entre las ciudades más violentas del mundo, además, llena de frustración e indignación: ¿cómo se construyeron esas fortalezas y por qué esos jóvenes terminan vandalizándose, cómo pierden la inocencia, cómo caen heridos y mueren bajo el estrépito de una bala, en la más absoluta inconsciencia?  No lo sé, aunque insisto en que sea el resultado de esta época, de la falta de comunicación, de las ideologías difundidas por Internet, la del miedo al vacío, el nihilismo y la falta de confianza, sobre todo, no poder valorizarse ni sentirse dignos de una vida mejor.  Esta película es un pequeña muestra-....

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