Pages

jeudi, septembre 22, 2011

había olvidado el invierno, la niebla, el...

Había olvidado el color blanco que domina Lima en invierno, el cielo siempre estático, bajo, el viento frío, la humedad...

Ayer, recorrido por las calles de mi infancia, los parques, las casas de muros despintados con matas de buganvillas en colores vivos, los cerros rocosos, la atmósfera cargada de un polvo fino, como una nube transparente  que flota siempre encima. Podría ser un paisaje de Oriente, por ejemplo, Orán.

Se me encogía el corazón al ver los escenarios de muchas de mis novelas, la esquina donde me quedaba esperando a mi madre, la iglesia solitaria, el parque y el árbol donde una vez mi hermano quedó atrapado... todo hacía resonancia, me hablaba...

regreso interminable, dos horas casi de ruta en la carretera central, sensación de que una población acostumbrada al maltrato, suele maltratar. Hay un desencanto, un desgaste pese a que las cosas parecen mejorar. Hay incredulidad, desconfianza. Cualquier detalle exaspera los ánimos, enciende. Y enfurece.

Aucun commentaire: