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vendredi, juillet 29, 2011

¿ Por qué ese nihilismo?

Ayer, después de ver la asunción de mando del nuevo Presidente del Perú, Ollanta Humala, quedé perpleja al ver la reacción de algunas congresista como Martha Chávez en el instante en que Ollanta Humala hizo referencia a la Constitución de 1979. Habría que analizar desde la antropología y el psicoanálisis por qué la indignación que les produjo se transformó en grito, ofensa, y no en discurso. Yo creo que todo(a)s los que hemos nacido en el Perú, llevamos esa violencia por dentro (y eso, me asusta), violencia de una historia que no nos ha entregado un relato coherente sino fragmentado y denigrante, es tal vez por eso que la protesta se convierte con mucha facilidad en actitud nihilista: ahí donde podemos construir, se destruye, puesto que yo no obtengo una imagen valorizada (e íntegra) de mi propia persona, atropello, insulto, agredo. La reacción fue desmesurada, ofensiva, no acordaba con el tono sereno del nuevo Presidente que demostró paciencia, autocontrol, rasgos indispensables para gobernar. Ante una "infame turba" que clamaba justicia y predecía un futuro catastrófico, creando amalgamas fáciles sobre una posible violación de la propiedad privada (sic), para sembrar la paranoia y la desconfianza en un pueblo que se siente vulnerable y "en peligro", el discurso fue sereno, noble, sumamente político (solo una voluntad política puede cambiar las cosas) y, por instantes retórico, en su alusión a la bandera y otros valores patrios que podrían derivar en un "nacionalismo" poco deseable. Pero, a lo mejor, solo se puede empezar por un cierto "nacionalismo soberano" para pasar a ser la tierra de "todo(a)s, para incluir, como lo ha repetido varias veces Ollanta Humala, esa realidad pluricultural, heterogénea y rica que nos conforma. Creo que ese ha sido su lado más contemporáneo, más moderno y fascinante: que por primera vez, los países llamados "emergentes" asuman el liderazgo en temas de igualdad e inclusión social, en diversidad cultural, o medio ambiente. A mí me hizo pensar en los mejores momentos de Francois Mitterrand o en el discurso de Martine Aubry, candidata a las elecciones del PS francés, pero también en José Carlos Mariátegui, y en el mejor Haya de la Torre.  Se vienen otro tiempos, esperamos todo(a)s, ver aquel del rostro de Todas las sangres (frase de la Ministra de la mujer que, además, no juró ante la Biblia, bien"!)confundidas y no ghettorizadas, ni despreciadas, como lo remarcó también el discurso del Presidente, una época en que se comprenda que esa diversidad cultural puede trascender fronteras y no aspirar a ser monolítica, sino mixta y abierta. Todos nuestras producciones artísticas, literarias, son necesarias para existir como país, como relato humano coherente... aunque mucho(a)s sientan la necesidad compulsiva de atacarlo.

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