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vendredi, janvier 21, 2011

La dictadura de la urgencia, la feria del libro de NY

Creo que todos vivimos una especie de "dictadura de la urgencia", o del tiempo. No podemos detenernos en muchas cosas, ni mirar detenidamente, ni pensar con serenidad, todo apremia. Peor si vivimos constantemente con la incertidumbre del futuro, que, para muchoas, casi no existe. En una sociedad que nos crea constantemente obligaciones (de consumo, de representación) el tiempo pierde espesor y no hay ninguna profundidad histórica y el futuro se absorbe en esa "instantaneidad".

Pensaba, mientras manejaba por Caracas, asesorada por un profesor muy serio (sic), que a lo mejor la ecología nos va a hacer reaccionar. Es decir, es tanto el peligro que corremos en los países donde  la pobreza, y el mal vivir en un planeta que será literalmente "irrespirable,  se convierte en el único futuro, que es inevitable que no tenga consecuencias. Las ciudades crecen de forma desmedida, y de aquí al 2033, casi toda la población será urbana (tal vez convertidos en vegetales o minerales, qui sait) y casi no habrá gente el campo, o lo que quedará de él. Cuando veo toda esta naturaleza generosa sucumbir a la regla de 4x4 (es el reino del carro, pero grande, voluminoso, se me ha ocurrido que tiene que ver con la necesidad de una forma de prótesis, casi viril), me da cierta ansiedad. No soy una devota de la nueva religión de la ecología (que puede ser muy tirana e inhumana) pero sí creo que el crecimiento desmedido de la industria y de la forma indiscriminada de explotación, está dejando desierto al planeta. Desierto de seres pensantes y sensibles, dueños de su destino, y desierto de naturaleza. En los Inrockuptibles encuentro una crítica a un autor francés que ha escrito Vers une démocratie écologique, Dominique Bourg. "La cuestión climática no puede ser resuelta sino es por un salto democrático". Para Bourg, el crecimiento desmedido de las oligarquías, que mantienen lobbys y no tienen ningún escrúpulo para acumular ganancias, para seguir, a ciegas, la economía de mercado, hará explotar las tensiones entre ricos y pobres. Las elites depredadores serán el blanco a fuerza de ignorar una posible catástrofe...

Mnnnnn


Durante mi estadía en Nueva York, percibí algo de ese mundo que no quiere saber nada sobre lo que pasa con el resto del planeta, de ese mundo monádico, ciego. No he hablado mucho de la Feria del libro de Queens porque han sido días cargados de preocupaciones, bajo la "dictadura de la urgencia", justamente. Pero quería decir varias cosas, la primera es que me sorprende el entusiasmo de personas que como Juan Tineo, organizador, o Fernando, amigo personal, para participar  en un evento como este, con la convicción que es necesario que los Estados unidos, y una población importante que habla castellano, tenga acceso a la cultura, sobre todo, a los libros. La única forma de salir de ese infierno que es la vida sin otro sentido que consumir (si el índice más alto de obesos y diabéticos está entre la población hispana y negra, es porque son los que más padecen las reglas de la economía de mercado que los convierte en abstracciones, cifras, negándoles la posibilidad de ser personas) y no tener acceso al reposo, a la lentitud, al sueño. Una forma de democratizar esos determinismos sociales (muchas personas se encierran en sus barrios y no van nunca a "un barrio de blancos") es creando nuevos prototipos, desmontando los clichés desde el principio. Un "latino" o un "norafricano" (sic) por supuesto que lee y no solo piensa en comer o divertirse, que es como ve la elite blanca al resto de la población, y peor, los radicales del "Tea Party", sino que necesita un mundo interior para poder ubicarse en el mundo, y ese mundo, esos nuevos "prototipos" (le tomo prestada esta expresión a un filósofo) pueden salir de las páginas de una novela. O sea que el desafío es alto. Yo empecé a escribir harta de los clichés sobre la mujer, con ganas de transformarlos, cansada también de los personajes masculinos que iba encontrando, con excepciones, de hecho, pero con ganas de un nuevo soplo, ahora, estoy más convencida de que tiene sentido ir a contracorriente e intentar otras lecturas.

Festival de cine francés: sí hay un festival de cine francés, contemporáneo y con algunos clásicos, que puede ser visto desde cualquier lugar si se entra a su páginas y se siguen las instrucciones. La películas están subtituladas en varios idiomas y se pueden alquilar a precios no muy caros... Para Venezuela, Olivier me dice que es gratis!! Per qué?? No lo sé...

Buen fin de semana!!

http://www.myfrenchfilmfestival.com/es/movie?movie=1
(si no funciona, cortar, copiar directamente)

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