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mercredi, décembre 09, 2009

El poder de la mirada de los otros

Hay días en que una suerte de gracia, de coup de grace, cae como un rayo de luz sobre mí, y es una luz que ablanda mis rasgos, los hace más sutiles, me afina la capacidad observación, me da lo que es el goce gratuito, simple, de la vida. Ayer dije que la literatura había hecho de mí un poquito mejor de lo que suelo ser, pero no dije que eso también se debe a algunas personas que se han acercado a mí y, con sus miradas generosas, cálidas, humanas, tremendamente humanas, han hecho que me sienta en la obligación de estar a la altura de lo que me ofrecen. Una frase hermosa como la de Fernando, me toca profundamente, da sentido a todo lo que hago, acompaña mi soledad para escribir, me instala en la celebración...



Bueno, entonces, humildemente, aunque suelo ser más vanidosa que humilde, agradezco esa confianza, esa mirada que me viste de luces...



Y ahora, a seguir trabajando, que eso justifica mi minúscula existencia... Me arropo en las páginas de Marcel Proust, por qué, porque como le parecía a Manuel(escritor), a mí también me parece que es un autor insuperable, inagotable, extensísimo...

Lo convino con lo de mi irlandés solo que el estilo, el lenguaje tan llano de ciertos anglosajones (excluyo a Lowry y a Durell y a Woolf) a veces me deja un poco impasible...

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