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mardi, décembre 22, 2009

Acabo

Llego de un largo recorrido en Metrobús, es el transporte público, además del metro impecable que tienen, en México que va de Sur a Norte por Insurgentes (30km de largo sino me equivoco) y que en esta época es la mejor solución para evitar horas de tráfico. Miraba los escaparates, los restaurantes llenos de gente, a veces sonaba una trompeta, alta, mariachi, y leía el discurso de Colette cuando la nombran presidenta de la Academia de la lengua francesa en Bélgica, que es muy seductor. Me encanta cuando habla de la comida francesa y la compara con otras, porque el paladar es un sentido delicado, que tiene mucho que ver con la manera en cómo vivimos. Por ejemplo, en la filosofía, desde San Ignacio de Loyola y sus Ejercicios espirituales, hasta Nietszche, hay una relación íntma entre lo que comemos y lo que somos. Comemos siempre algo que simboliza algo, sino miren la madeleine de Proust que bastó para que escribiese tanto!!
Yo no comí una madeleine, pero sí un sánguche sabroso que aquí se llaman "tortas" de carne arrachera (no confundir con arrechura, ojo) y que es de estupenda calidad. Un café con leche delicioso, no sé si la mezcla (puse mezcal, sic) fue buena, pero el gusto estuvo muy bueno. Me recordaba a los cafés del centro de Lima a donde iba con mi abuela.

Y también recuerdo a Dola, la abuela de Eric, que vivió largo tiempo en Indochina. Adoraba escucharla hablar en su casa de la Avenue Mozart sobre las comidas de esa región y me conmovía verla disfrutar los platos que preparaba Elianne, su hija, los días domingo. El único sentido que no perdemos es el gusto. Además es también eros, es vida, es sensualidad. Soy un poco desconfiada con las personas que no disfrutan de una comida, y sin duda no es el caso del Perú, donde hay comensales exigentes. Mañana salgo para Lima, mi caótica Lima, hablando de transporte, creo que tiene el peor transporte de sudamérica, del mundo entero. Los taxis son viejos, y en general, como se negocia, no conocen sus rutas y hay que indicarles cómo llegar en medio de una bulla impresionante porque siempre tienen la radio encendida y a todo volumen. Casi siempre busco el mar, el silencio del mar que compensa ese caos que no debería durar tanto y que no respeta a los que usan ese transporte, no los trata como humanos sino como cualquier cosa y eso me indigna, entre otras tantas cosas... Hey, De Souza, du calme... Bueno, mañana me acerco, las fiestita navideña, el calor familiar, las amigaos queridoas...etc...

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