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mardi, juin 23, 2009

Síiii

Es que no puedo evitar entusiasmarme frente a este paisaje (la vista panorámica de las islas y los cerros), el mar, las aves, los pelícanos, el mar. Almorcé delicioso en un restaurante del centro digno de una gran ciudad. caminata bajo el sol tórrido por el malecón Obregón, mirando los grandes hoteles en decadencia, la gente del lugar y aquella que esta de paso. Esta noche cena con Olivier y unos amigos que nos invitan a comtemplar las estrellas. El viento de aquí es como los Paracas del norte de Lima, solo que este anuncia un huracán con nombre...

ganas de extenderme sobre la hierba, al borde del piélago. Y dormir oyendo las palmeras, el mar... una música árabe sublime... Mientras escribo.

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