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mercredi, juin 24, 2009

Historia de Cronopios

Ayer, durante mi paseo, di con una librería de Conaculta, imaginan lo que quiere decir. Bueno, compré el último libro de Cortázar, editado por su última esposa, Aurora Bernárdez, que ha despertado cierta polémica. Me fui feliz con mi libro entre las manos, asistí por la noche a la inaguración del Obersavatorio Jacques Costeau, oí hablar a las autoridades, a la ex-esposa del comandante del mar, imaginé su pasión, visité en Centro biológico de esta región, disfruté de sus instalacines geométricas, de su bosque de cactus, de la fiesta un poco rígida, luego de un cubita en el bar Salsipuedes del centro, mezclándolas con las imágenes del último libro leído de Le Clézio, Ourania, no será el mejor, pero me vincula a México y a la relación que yo quiero tener con lo que vivo. Porque justamente alguien me preguntó: te interesan estas cosas, no te aburres? Y yo dije, que sí, que me interesaba de todo. Esta mañana escuché la conferencia de un representante del municipio de La paz, lúcido, con algo de sabiduría, porque el saber no está en los libros ni solo en las bibliotecas, está también en las personas, en sus manera de snetir y leer el mundo. Pero, ahora corro a la playa.... ya regreso con un fragmento de Cortázar....

2 commentaires:

Fernando a dit…

Tenía la esperanza de encontrar tus libros en la librería Cuesta, una de las más importantes de Santo Domingo, cuando visité la capital dominicana recientemente.
Me equivoqué. Parece que para conseguirlos tendré que viajar a España, México o Lima, lo cual me encantaría pero hubiera querido conocer esos países por otras razones.
Sin embargo, si existen traducidos todos esos autores de los que tanto hablas: Le Clézio, Modiano...
Decidí comprarme "En el café de la juventud perdida" de Modiano. Me pareció muy prometedor.
Muchas gracias Patricia. Cuando tengas tiempo tambien deberías visitar la isla, pero te debo advertir que te podrías enamorar de ella...

Patricia De Souza a dit…

Sí, qué pena Fernando, no llego a ciertas ciudades. Y estoy segura de que sí me encantaría Santo Domingo.