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mercredi, mai 13, 2009

Contacto con la realidad

A veces ciertas cosas, ciertos hechos, nos revelan cosas que nos negamos a ver o aceptar. Por ejemplo aceptar que una relación ha sido pobre, superficial, o poco afectiva, nos duele. Nos duele saber que no somos aquellas personas que pensamos en la vida sentimental de algunas personas. Pero, al final, lo que importa es lo que esas personas han sucitado en nosotroas. Si una persona pobre interiormente, pasa cerca de una persona sensible provoca una miríada de reacciones que nada tienen que ver con lo que es, sino con su receptor que fabricara con él una serie de ficciones. Por eso, importa realmente si valió la pena cruzarse con gente así? Sin esas personas, banales, no existiría El amante, de Duras, o Lolita de Nabokov, ni Raskolnikov, y menos la Albertina, de Marcel Proust (recuerden esa escena en la que él le muestra su foto a un amigo y este se sorprende de su vulgaridad), quiero decir que casi todo es invención. Solo una cosita: cuando los personajes que nos inspiran son pobres, algo transpira ese mal y hace que el libro carezca de fuerza... No sé, suele suceder, aunque a veces hay personajes extraordinarios muy mediocres, solo que son capaces de reconocerlo. No se puede hacer de una roca una estrella. Y tampoco estoy tan segura.

1 commentaire:

Fernando a dit…

Es indulgente y bueno escuchar a alguien más cuando comparte las ideas propias. No sé a quien se las cogí o de dónde me vienen pero de todos modos las hice mías y me apropié de ellas. Creo que las reacciones que una persona provoca en uno -sobretodo las buenas- no residen necesariamente en esa persona que la provoca. Estas emociones y sentimientos son muchas veces independientes del individuo que las suscitan y en todo caso el mérito es más propio que ajeno y si un crédito se le puede dar al tercero es indirecto por ser el elemento o la chispa que enciende el fuego...