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jeudi, novembre 27, 2008

Justamente, las huellas

Nunca entendí cómo se puede vivir sin soñar, es decir, todo el mundo sueña, solo que muy pocas personas recuerdan el contenido. Hace unos días vi un libro con los sueños de Theodor Adorno, traducido al español y no lo compré, aunque me sentí tentada. Anoche, recien salgo de ese sueño que ha sido muy agradable,me hallaba en una carretera, parecía la Carretera Central, que atraviesa una parte importante del Perú. A mi bicicleta se le había bajado la llanta por lo que empecé a averiguar dónde podría arreglarla. La arrastro, camino entre vendedores, como ayer, aquí, llego al bicicletero y se la dejo. Me fijo en las ruedas dispersas en el suelo, en las manchas de grasa y el desorden que hay dentro, pero todo eso me gusta. Luego empiezo a subir la calle en dirección de lo que sería Chaclacayo, el lugar donde crecí. Y entonces encuentro muchas tiendas, cafés, avenidas nuevas. En una de las tiendas, hay unas sandalias de hombre, en cuero negro. Hermosas. Pienso que se las compraré a Olivier. Luego le digo a alguien: son iguales a las que he visto en París, ya no es necesario viajar para comprar las mismas cosas... Sigo caminando, y siento pena, pero al mismo tiempo alegría proque ese lugar está mucho más lindo, aunque yo recuerdo el parque adonde iba a jugar en el columpio y la pequeña biblioteca donde leía mis primeros cuentos, con nostalgia. Siento la misma sensación de orfandad pero de pronto veo que hay en su lugar una laguna (se supone que había, pero en realidad, no) donde flotan algunas palmeras muy altas. Todo me parece brillante y estoy feliz.

Yo creo que las sandalias, que eran de cura, representan la sabiduría, algo que me gustaría regalarle al hombre que me acompaña (tenía que ver a alguien pero no recuerdo quién), luego el hecho de que no debiese viajar a París, es que la podría encontrar también la sabiduría en mi país, cerca de los míos, y frente a los cuales me siento algo responsable por tener que vivir dividida entre varios países. Y el agua, es el elemento espiritual más importante, como era clara, la leo como un estado de armonía. Ya vieron? Todo en mí son huellas...
Leí un artículo sobre el último tomo de la correspondencia de Flaubert en la revista de la NRF, en Gallimard. Qué locura su pasión por la literatura, hasta los últimos días. Y luego uno sobre Lévi-Strauss, soberbio y otro sobre Drieu La Rochelle, anotaciones para una novela sobre la sexualidad, o algo así. Un personaje misógino, neurótico con su homosexualidad, que nunca asumió, siempre entre los brazos de mujeres ricas, del tipo de Victoria Ocampo que lo engrió bastante. Ideas para una columna que debería salir en El País... Y empieza el día...

1 commentaire:

Baakanit a dit…

Me ha gustado el sueño, se sintió muy real, muy normal. Lo de las sandalias me pareció más o menos como una muestra de lo globalizado que está el mundo, que ya no hay que viajar para encontrar algunos artículos que venden en otros países.

Vivir sin soñar ha de ser una pesadilla.

Saludos