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jeudi, octobre 09, 2008

Sí, Le Clézio!!


Sí, hay una razón para estar contenta, además de los pequeños acontecimientos personales y haber presentado un libro ( ya hablaré de ello y trataré de poner imágenes), es que le hayan dado el noble a Jean-Marie Le Clézio que debe haber dejado fríos a todos los que anunciaban que la literatura francesa estaba muerta, a los fóbicos del humanismo, a los que creen que los valores dominantes son los mercantiles, a los que piensan que la literatura es una vitrina, a los que enmascaran rostros pobres, marginales. JLC en una entrevista de la radio hablaba de lo difícil que es ser el "aguafiestas", golpearse contra los muros, para oxigenar la vida, el pensamiento, el deseo. Junto con Edouart Glissant y otros autores, él es un autor del desarraigo y del mestizaje que inagura una crítica tenaz a la modernidad.... Justo en plena debacle capitalista, es importante que un autor como él reciba este reconocimiento, esta autorización a una protesta en su literatura que nunca ha dejado de ser inventiva, generosa, fuerte. La verdad, estoy feliz de que haya sido Le Clézio, con quien un día hablé por teléfono para una entrevista que nunca se hizo. Con una amabilidad finísima, me dijo que se iba a México, donde estoy yo ahora y a quien ha dedicado varios libros, incluso una tesis en historia....

Esto es lo que he escrito para los medios en España:




Jean-Marie Le Clézio

¿Por qué el Nobel de la ruptura?

Por Patricia De Souza

Es curioso que después de todo el reciente debate sobre el Premio Nobel 2008, sea un francés, Jean-Marie Le Clézio (Niza, 1940) quien lo reciba (el último escritor francés fue Claude Simon en 1985). Esa elección nos sitúa frente a un autor complejo, difícil de encasillar en pocas frases. Le Clézio es resultado de la imigración post-colonial de comienzos de siglo, a la que nunca dejó de criticar por su efectos devastadores como una puesta en duda de los paradigmas de la modernidad que inagura una mirada de extrañamiento y reconocimiento de la singularidad de los otros. La persona más cercana a esta nueva lectura es Lévi-Straus, en quien reconoce un compañero de ruta. Su primera experiencia de desarraigo se produce cuando su familia materna emigra a la isla Mauricio en el siglo XIX. Desde entonces JMLC, nómada, desarraigado e inquieto, se refugió en la literatura para poder seguir un recorrido vital que empieza con su primer libro publicado a los 23 años, El Proceso verbal, Premio Renaudot 1967. Lo que puede hacer la literatura por el mundo contemporáneo quedará inscrito en la obra de Le Clézio que nunca dejó de ser polémica al renunciar desde el principo a los valores más eurocentristas. Este autor utilizando personajes desclasados, vulnerables, mestizos, ha tratado de poner una luz poética en esos rostros estéticamente ocultados o maquillados. Le Clézio siempre ha sido considerado por la crítica francesa como un hombre de una modestidad casi jansenista, de una discresión sin límites y de un ensazañamiento con la única arma que él conoce y maneja a su antojo: escribir. Pero escribir de esa forma irrracional, ejercicio de los nervios más que del pensamiento, que es como él considera la escritura.
En los años setenta Le Clézio hace su servicio militar en Tailandia, después de denunciar un abuso de menores, lo envían a México, país al cual se liga afectivamente y que convertirá en el futuro en ficciones como Ourania, Michoacán, o la biografía sobre Diego y Frida Khalo. Dentro de sus cuarenta libros, podemos encontrar todos los componentes de una obra ambiciosa con toques magistrales como El éxtasis Material (1967), Desierto (1980), o Revoluciones (2003), y que giran en torno a la locura, el problema con el lenguaje y los géneros, las mitologías indígenas, el deseo, y siempre la errancia. Pero además, contra todas las ideas fijas y las fobias políticas para tratar de defender un pensamiento humanista que no renuncia al uso de la escritura y la ficción como instrumento de transformación o como una revolución. Durante un periodo, Le Clézio se deja seducir a veces por un cierto romanticismo ingenuo que para muchos críticos sonó moralista. Etapa de serenidad, tal vez, que le hace hacer un nuevo asalto a la memoria (la última novela, es Canción del hambre), e imponerle su fuerza creativa, de revuelta, y llenar esos espacios de vacío en nuestra historia: ...un instante de nuestras vidas, solo un momento, sin explicación, sin futuro, casi sin memoria (JMLC, El africano).
Y Marc Lavoie, que tiene ese ritmo acompasado, lento, de Francia, aunque no sé si le guste a Jean-Marie, que además, tiene un rostro muy hermoso, no creen?

1 commentaire:

zeta a dit…

Es agradable ver que alguien se alegra por el actual nobel, muchos ya piden la cabeza del jurado; yo no tengo el placer de haberlo leído, pero espero que otros sí. Suerte, lindas palabras.