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jeudi, mai 15, 2008

Una Isla

Las reglas e la interpretación


La llegada por la noche a Niza fue espectacular. Ayer se abrió el Festival de Cannes y estaba agitada, luminosa y febril. Leía una enrevista a Sean Penn, quien preside el jurado: un hombre de esta época, comprometido, presente. Nada conformista. Y luego tuve una especie de flash. Crisis de hígado. Hay una cosa que define al pensamiento dicho “de derecha”: no aceptar los espacios de sombra, la silosfía el lenguaje debe reflejar el mundo tal cual es, la objetividad es posible. El pensamiento abierto comprende que es un proceso histórico, lleno de fallas y en el que cada persona es de alguna forma responsable. Por eso, todo lo que parece egañoso y que atenta conra las reglas de la comunidad, se evita, se calla.
Llegando a Francia tuve una impresión, aunque sentía que era una fiesta, nada agradable, que el modelo occidental que domina desea, por miedo, la homogenidad (por supuesto que Francia es también el Occidente, pero se ha enriquecido por un mestizaje prolongado, que ha dado este pensamiento riguroso y siempre critico, pienso en lo que escribe Fernand Braudel sobre el origen de Europa y de Francia). Es decir, que este pequeño país es una ilsa chiquita que defiende siempre el debate de ideas, que aquí, cada persona se esfuerza por ser un individuoa (eso no impide que existan cretinoas), por estar presente ante sí mismoas, sin impostura, sin frivolidad. Ese es un paradigma que todavía no se abandona, pero, en una sociedad completamente mercantil, qué nos espera. Sean Penn dijo al abrir el festival: estamos aquí para recordar el mundo en el que vivimos, no para olvidarnos. Obviamente hacia referencia todos los problemas que quedan por resolver en el planeta y en la falta de interés que puede generar el cine, que es una forma de olvidarse de lo que se vive.... Y no es un francés, pero es de alguna manera una particularidad cultural, y cuantas particularidades como él nos esperan???, no es común en ese mundo tan metalizado e insípido. Si a mi me condenan a la rutina, a la falta de estímulo, me muero de asfixia. No puedo.
Llegando me dicen que se acaba de ir Lorette Nobecourt, escritora de la que hablado varias veces porque además de ser muy buena, me planea problemas cuando la leo... Problemas de fondo y de forma y para mí, eso es un milagro!
Hay personas que le tienen pavor a un lenguaje que exprese realmene lo que piensan y sienten, terror a ser juzgadoas, terror a ver la realidad de frente, afrontar la vejez y la muerte... es humano al final de cuentas, pero; puede ser una apuesta?. Y cuando esto se convierte en una máscara, cuando la frivolidad, la rigidez, el disimulo, se convierten en una forma de vivir huyendo de nosotroas mismoas, termina por alcanzarnos la catástrofe: la desesperación. Yo creo que hay personas que poseen un instinto de protección casi animal para evitar exponerse y construyen una meta-vida, por decirlo de alguna forma, llena de valores que no les pertenecen, para pasarla bien sin hacerse una sola pregunta porque, de hacerlo, se destruirían. Y justamente, yo creo que la reflexión, ls apoyos en la educación, deben ayudarnos a aceptar con humildad que no somos mejor que nadie, que la vida es un largo proceso para aprender a morir y a vivir con bondad, con inteligencia. Creo que el sentido más profundo es vivir para los demás, no para unoa mismoa, qué tedio!
Una educación que enagena, que otorga roles como prisiones, es una sociedad muerta. Y por eso, cuando llego a Francia tengo la impresión que todo está iluminado, la gente se piensa, y se arriesga a hacerlo.... Todavía es así, pero la presión y el miedo al aislamiento es tan grande que no sé si no terminaremos por parecernos todos, sería terrible. Ahora que se reedita la obra íntegra de Claude Lévi-Strauss, quien cumple cien años, y se habla de Tristes trópicos, sería bueno que mucha gente piense lo que planteó: ¿Cómo pasamos de la naturaleza a la cultura y cómo se explican tantos hechos arbitrarios de la historia, tantos atropellos, tantas barbaries? Es que no hay un sentido de la historia, la única, la construimos nosotroas con la ayuda de los instrumentos que poseemos, que, mientras más pobres, más rígidos. Hay que leer Tristes trópicos para comprender la valorización que hizo LS de culturas que se consideraban primitivas de forma peyorativa (que acabaria con tanta xenofobia)pero que simplemente eran una lección de vida: la vida no posee ningún sentido más allá del que le demos. Pobre los menesterosoas!!
Comprado la primera película de Sean Pen, The indian Runner... además cuelgo el artículo completo que ha sido cortado en el diario La razon (no tengo acentos, estoy en un teclado francés y hago malabares). Me digo siempre: saber elegir, poder elegir, saber de quienes nos acercamos, buscar empatías, evitar las frivolidades y sobre todo a los necioas... Nadie puede hacer el trabajo en el lugar del otro. Es como saber nadar y salir a la superficie para no ahogarse.

Duras, sin concesiones

Por Patricia De Souza

¿Cuál es el límite entre la realidad la ficción? Es una pregunta que podríamos hacerle a Marguerite Duras (Saigón 1914-París1996), irritable, soberbia, solemne, tajante. El uso de la primera persona que hace la autora indigna a muchos críticos, y a sus exégetas, que desesperan: ¿qué hay de autobiográfico en la obra de Duras? Los carnets de la guerra, publicados por el IMEC (Archivos nacionales de Francia) en el 2006, reúne cuatro cuadernos de la guerra, redactados justo después, es decir, entre 1943 y 1949. Duras los guardó con mucho cuidado en un sobre en el armario azul de su casa de Neauphle-le- Chateau: El cuaderno rosa marbóreo, el Cuaderno de prensa del siglo XX, el Cuaderno de cien páginas y el Cuaderno beige.
Es muy importane el hecho del uso de la primera persona en MD porque cuando ella afirma que ha vivido todo lo que escribe, esa escritura hambrienta, trágica, casi desesperada con la que llena cuadernos enteros ante la mirada atónita de Yan Andréa, uno de sus fieles acompañantes que la describe así, ya casi al final de su vida, es que para ella, todo es ficción. Y es verdad. Desde el nombre: Marguerite Donnadieu, que ella cambia por el de Duras, hasta todos los textos de la infancia, su vida en parís después de la guerra y, sobre todo, su vida en Saigón, que es el eje de la novela que ganó el Goncourt en 1986, El amante, en su vida nada ha quedado intacto. La literalidad del texto, en ella, no existe: ese yo es siempre otra. Juego lógico de Rimbaud que ella entendió desde el inicio, pero, ¿alguna escritora es ella misma cuando emplea la primera persona, algún escritor, que sea Rimbaud, Rousseau, sobre todo, Duras? Porque estos cuadernos hablan de experiencias dolorosas, de la pérdida de su primer hijo, de la guerra, de la desaparición de su primer esposo, Robert Antelme, pero también del hambre, de la soledad y el miedo. Primeros bosquejos de lo que serán después Barrera contra el Pacífico, El dolor, y El Amante: “Fue en el cubierta del barco, entre Sadec y Sai que vi por la primera vez a Leo. Regresaba de la pensión de Saigón y alguien, no recuerdo quién, se había hecho cargo de mí y de Leo en su automóvil” (Cuaderno rosa marbóreo). Es el punto de partida de El amante, Leo es tal vez el amante chino. Las descripciones físicas, el anillo en el dedo, coinciden. Y lo que más le había impresionado: su dinero. Duras es impúdica porque la vida lo es y ella supo jugar el juego; la realidad supera muchas veces a la ficción, y cuando no, ella, la escritora, se encarga de acomodarla. Es una máquina de producir ficción. Su vida y su obra no se distinguen, son lo que se dice una sola cosa destinada a crear un mito. Puesto que vamos a morir, hagámoslo a lo grande, podría ser una divisa durasiana.
Estos cuadernos son parte de ese proceso de la formación del mito Duras. Nadie creía más que ella en su propia historia, ni estaba tan perturbada por su infancia, aquella con el hermano adorado, el pequeño, y Paul, el de la belleza que no tiene nada que ver con la gracia, que incluso, durante su juventud era completa (La infancia ilimitada), y de esa madre un poco loca, que no sabe qué hacer con ella, en ese país, la madre, y se consumía de impaciencia (Cuaderno beige). Parece increíble tener que decirlo siempre pero la escritura en Duras es escritura en el sentido en que la experiencia se hace signo, y no la inversa. En ella todo es padecimiento, alumbramiento. Por eso su sintaxis solo respeta la respiración de su propio cuerpo, es apasionada y visceral. Y nunca se concibe a sí misma como un problema ético entre realidad y ficción. El cuaderno de la prensa del siglo XX pudo seguir el modelo de la crónica, y en cambio se trasciende y deja de ser un simple testimonio para ser escritura. Esa es su apuesta, ciega, como si pedaleara en la oscuridad, sin pretención de demostrar, es labrada.
En varias entrevistas Duras se ha dolido de las acusaciones de falsear la realidad, precisamente aquella en relación con la guerra. Robert Antelme, sí, pero es ella la que aparece primero en cada fragmento, incluso cuando nombra a su madre en tercera persona, esa madre desesperada por construir unas barricadas sobre terrenos pantanosos para secar el suelo y construir una casa. Una madre que es solo una profesora de escuela y de quien ella aseguró avergonzarse durante una entrevista con Bernard Pivot. El odio a su hermano mayor, que cesa con su muerte, el amante de la China que la llama un día más tarde, en París. Cuando ya es una anciana. ¿Conciencia de su edad, del tiempo? No lo sé, creo que ella vivía con un pie en la ficción. Teodora es otro mito, Teodora la del Cuaderno rosa marbóreo que ella describe como una mujer miedosa, personaje que nunca llega a nacer, o sí, en otro libro y completamente transformado. Teodora, es el arquetipo de la mujer que espera por su marido: Allí, todas las mujeres son refugiadas. Están sentadas osbre los sillones, y en los pasadizos... En realidad es ella misma esperando por Antelme: Frente a la chimenea. El teléfono a mi lado, la puerta de la sala y el corredor, al fondo, la puerta de entrada: ¿Quién es? Soy yo. Podría igualmente llamar en cuento llegase desde un lugar de tránsito: He regresado, estoy en el hotel Lutecia para las formalidades. Este fragmento es exactamente el mismo de la novela El dolor.
Si Duras no hubiese escrito, hubiera sido, como dijo ella una alcohólica incurable. Ella escribía para recorrer una noche con los pies descalzos. Bebemos porque Dios no existe, dijo un día. Y recuerdo haber tenido una entrevista con Robbe-Grillet, quien reconocía ese silencio de la escritura de Duras, ese vacío, ese vértigo. De la muerte solo saben los que han perdido un hijo o han estado en la guerra, ella lo afirmaba sin más, sin concesiones.
Los textos de la Infancia ilimitada no me sorprenden, son soberbios, lúcidos, insobornables: No quisiera ver en mi infancia más que una infancia. Esta infancia me angustia y persigue mi vida como una sombra, escribe Duras, como escribe sobre la virilidad: Si en la virilidad, esperamos el ejercicio brutal de la libertad. Yo ejercía brutalmente mi libertad frente a esa virilidad total que hervía en el fondo de mí.
¿Transparencia en la escritura, como se presentaron estos cuadernos? ¿Transparencia en el ejercicio de la liberad creativa, en la relación entre vida y obra, en toda una vida construida para hacer que esta obra transpire y viva? Ella lo decía: O la escritura, o la vida. Nunca las dos juntas. Para que un libro sea un libro, la propia vida de la autora se vierte sobre la página en blanco y muere con ella, y sin embargo ella dijo: Yo también creo que en este primer gesto hacia la escritura, no existe la soledad.

2 commentaires:

Baakanit a dit…

Interesante lo que dices de Sean Penn, el cine utilizado de la mejor manera podría lograr muchos cambios positivos, eliminaríamos muchos de los males de la sociedad, lamentablemente, aunque muchos no lo consideren así, utiliza los films como drogas, sedantes para olvidarse del mundo, de los males que nos afectan. Prefieren películas light que se olvidan de los demonios del mundo.

Marguerite Duras es una de mis escritores franceses favoritos, me leí el escrito que sometiste a la razón, es lamentable que lo hayan cortado ya que no vi ningún desperdicio, espero que no le hayan cortado los órganos vitales.

Saludos

Patricia De Souza a dit…

Eso implica un esfuerzo enorme... algunos lo asumen. Toda la noche le he dado vueltas a la idea de Lévi-Strauss sobre el lenguaje como estructura, volveré sobre esto porque es una idea que yo expongo constantemente. En una entrevista que compré de él con Bernard Pivot dijo que en Tristes tropicos, iba tan de prisa que no verificaba las palabars escritas en brasilero. Y he visto que yo,muchas veces,apurada en pensar, cometo algunos errores... si fuera como Wikipedia los bloggers podrîan editar, interactividad verdadera!... con este teclado en francés... en fin, sigo con LS.