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vendredi, mai 30, 2008

Personajes

He estado pensando en cómo implicamos a los demás en lo que vamos escribiendo, en cuáles son los límites de ese derecho a “nombrar” y cuánto de energía ponemos en ello. El otro día hablaba con Millet sobre que no deseaba que su padre leyera el libro donde hablaba de él. Artaud decía que no escribía para su madre ni para sus hermanos. También es cierto, pero lo más importante es lo que decía sobre la escritura en primera persona, ninguna persona es sí misma cando decide a escribir, se convierte en Otra. Así los personajes que se inspiran en la realidad son también siempre otros porque se mantendrán en contacto con ellos, además de toda la simbología interior de sus inventores. El escribir es un trabajo de arqueología, de espelóloga, de buscadora de tesoros escondidos, no es un arreglo de cuentas con nadie, por más política que considere a la escritura. Sí, hay una toma de posición cuando se escribe, decisiones que nos empujan a habalr de ciertos temas. Es como un punto en el vacío y desde ahí se teje un laberinto. Lo que sí sé es que no me gusta exponer a nadie, no me gusta que nadie se vea expuesto, y, cuando siento eso, me da pena sincera porque lo que me seduce son esos personajes como el Príncipe Mishkin, de El idiota, no los cínicos, porque si busco algo es belleza inerior, o darme lo que la vida no me da, ese lugar, esa casa en la tierra donde se puede llegar a dormir en completa armonía. Mi nido.

2 commentaires:

JAVIER a dit…

Hola, pienso que para los escritores ha de ser difícil no tomar como personajes de sus historias a personas de su entorno amical o familiares, ya que en cada novela siempre lleva un poco de autobiográfico. Hace mucho leí: "El olor de la guayaba". Escrito por Plinio Apuleyo Mendoza, amigo de juventud de Garcia Marquez, publicada en el año 93. Es la recopilacion de una serie de conversaciones entre ambos personajes. Grande fue mi sorpresa al leer "Memorias de mis putas tristes", de Gabo, y encontrar muchas de la historias y personajes que hacia 11 años el había contado a su amigo. Otro caso podría ser Bryce Echenique con su novela "El huerto de mi amada" en donde a pesar de tratar de encubrir la presencia de algún familiar el lector termina reconociendo quien es.
Lo mismo ocurre con escritores amateur, aficionados, como yo que aun tratando de disimular en cada historia la presencia de algún amigo o familiar estos terminan reconociendose en algún escrito. Quizas sea por la falta de experiencia.
Saludos desde Japón.
http://navegandoentreletras.blogspot.com

un tordo a dit…

leo esto y cambio el puesto: "El leer es un trabajo de arqueología, de espelóloga, de buscadora de tesoros escondidos, no es un arreglo de cuentas con nadie, por más política que considere a la escritura. Sí, hay una toma de posición cuando se lee, decisiones que nos empujan a hablar de ciertos temas"
y el espejo siempre ahí, para quien lee, para quien escribe.