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samedi, mai 17, 2008


Acabo de recibir el libro de Julia Kristeva, Teresa, mi amor, un extenso ensayo sobre este personaje que interesa a Kristeva desde el punto de vista laico y desde la alteridad. Ella dice: El rostro extasiado de una mujer dormida, a no ser que no esté muerta de placer, boca abierta, puerta ávida de un cuerpo que llena ante nuestros ojos, una efervecencia petrificada de mármol. ¿Seguro recuerdan esa escultura de Bernini, la Transverberación? La que inpira al artista es Teresa de Ahumada de Cepeda (1515-1582), en religión Teresa de Jesús, más célebre como Teresa de Ávila. En pleno Renacimiento vibró con la intensidad de los beatos que ya conocían al Maestro Eckhart. Sus convulsiones extáticas harán de ella un icono suntuoso de la Contra-Reforma. Una poseída a la manera de Dostoievski, pero bañándose en las aguas del deseo y no en las lágrimas como María Magdalena, porque ella se reúne en cuerpo y alma con el cuerpo ausente del Otro.

Y lo que quería decir sobre mi relectura de Lévi-Strauss, es que primero, él intuyó que las estructuras gramaticales (idea que toma de Jakobson) organizaban las estructuras sociales y parentales en las sociedades dichas, primitivas, como en las Occidentales. Nada distingue, para LS la forma de reaccionar de un habitante del Brasil que de un Europeo, esa estructura está en todo ser humano y solo se diferencia en sus contenidos. Pero volveré sobre este tema. Lo que me interesa es el valor que le da al lenguaje simbólico como forma de cura. Muchas veces he hablado de la falta de un eslabón simbólico, de un hueco en la narración de la propia, historia, es lo que yo defino como crisis de la narración. Quiero decir que allí donde hay un trauma, hay un vacío, una falta de texto...
Catherine Clément le dedica a LS un artículo muy interesante y habla de la importancia de las palabras sobre le organismo produciendo síntomas físicos, baja de tensión arterial, baja del flujo sanguíneo etc... Los chamanes operaban con palabras y relatos que describían situaciones que serían el equivalente de una película (sobre todo en tiempos de guerra en los que la amenaza de los otros, producían síntomas concretos y físicos, como los que descrito): Durante la cura, las palabras de los mitos y aquellos del psicoanálisis inducen a una transformación orgánica que reorganiza las estructuras de la mente para adaptarlas al desorden, escribe Clement sobre LS.

Es un tema complejo, pero es lo que yo intento decir cuando digo que en toda construcción ficcional hay una necesidad de reorganizar la propia historia y aquella de la comunidad que nos ha formado o de aquella en la cual nos movemos (en mi caso serían varias!), De ahí que muchas veces la creación sea a veces un intento vano por reorganizarla y adaptarla a un caos en la experiencia. Me parece clarísimo en el caso de las mujeres que buscamos construir una imagen valorada de nuestra vida (ver Duras) y reconocernos en ella, pero por supuesto, también, es así para los hombres. Este es un proceso orgánico, inconsciente y al mismo tiempo reflexivo, no les sucede que mientras pensamos ciertas cosas, durante el sueño, tenemos visiones completamente distintas?

En resumen, me fascina este tema como me fascina caminar por las calles empedradas de Saorge, detenerme en una tienda porque hay hasta una pequeña biblioteca, contemplar la montaña que ahora está cargada de nubes. Y respirar. En la sala leo frente al retrato de Virginia Woolf y miro también la montaña, se oyen muchos pájaros, este lugar es casi salvaje y me hace pensar e Cumbres borrascosas!! Hay una casita apiñada en el cerro que podría ser la granja de los tordos...

Me veo, como en sueños, camimando por calles de Barcelona, en la casa de mi amiga Paloma, en Madrid, en el bosque de Bogadilla del monte, con Fietta, en la casa de Leonardo, comiendo con Alaric, en el Borne... Y todo es es un comienzo, es como una marquita que se contempla desde lejos, sin sorpresa, adherida a la piel.

Bueno, sigo con mis lecturas, debo corregir textos y esta tarde hay lectura de poesía.

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