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dimanche, juillet 01, 2007

Los domingos


Los domingos en el D.F., se suele ir a Cuernavaca o Tepoztlán, dos lugares de clima templado en un valle que se extiende entre una cadena de montañas cubiertas de espesa vegetación. Cuernavaca es ahora una ciudad de 400.00 habitantes, lo que puede dar una idea de su dimensión. Y sin embargo, mantiene el ritmo de un pequeño pueblo, las plazas revientan de gente y de vendedores ambulantes y las iglesias están repletas, hay matrimonios, y lo más curioso, niñas festejando su fiesta de quince años que es una ceremonia religiosa! Se visten de vestido de gala y los casi-niños de terno. Es una forma de ofrecer a la niña a sus futuros pretendientes. Esto sí que me impresionó. Al parecer ls hombres, en México ejercen un poder absoluto sobre las mujeres, sobre todo en los sectores más populares. Me comentan que para referirse a las mujeres utilizan la palabra "vieja", que es el equivalente de "tía" en España, y "una huevona" en el Perú.... Encantador! Así podríamos hacer un diccionario de los términos machistas en los países donde se habla castellano...

Luego, Tepoztlán, esas "eles" con "tes" son na pesadilla, es un lugar muy hermoso, siempre al ritmo lento de México. Pero también hay muchos matrimonios, y gente en las iglesias, lo que me hizo pensar que si en Francia, Italia, etc, yo visito las iglesias como monumentos, aquí hay que visitarlas como entidades vivas, porque todavía están activas. Como opio, deben funcionar... para que asista tanta gente. De paso, no sé si en México (tampoco en el Perú, porque no se votó la ley) la laicidad del Estado sea un hecho.

Hay una pirámide en Tepoztlán que se ve desde el pueblo, regado de pequeñas iglesias y restaurantes de campo. Emerge en medio de la suntuosidad de la vegetación (también se le puede ver desde el mirador del monasterio dominicano: es impactante). Es la primera que veo una pirámide azteca...Quetzacoalt, el dios de los aztecas se creó aquí en este valle sagrado....


Termino el libro de Le Clezio, y comprendo ese sentimient de pertenecer a otro un lugar que no es el de origen, en este caso, a Nigeria. Cito en mi propia traducción: Si leo las novelas coloniales, escritas por los ingleses de esta época, o de aquella que precedió nuestra llegada a Nigeria -Joyce Cary, por ejemplo, el autor de Missié Johnson, no reconozco nada. Si leo a William Boyd, que también ha pasado una parte de su infancia en el oeste africano, no reconozco nada tampoco. No siento nada de lo que describe, esa pesadez colonial, las ridiculeces de las sociedades blancas en exilio sobre la costa, todas las mezquindades a las cuales los niños están especialmene atentos, el desdén hacia los indígenas, de los que no conocen más que la fracción de empleados domésticos que deben inclinarse delante de sus caprichos, y sobre todo, esa especie de cofradía en la que los niños de la misma familia están reunidos y a la vez divididos, y en la que perciben un reflejo irónico de sus defectos y sus mascaradas, y que forma de alguna manera la escuela de la consciencia racial que suplanta para ellos el aprendizaje de la conciencia humana, puedo decir que, felizmente, todo eso me ha sido completamente extranjero.


...Pero a lo mejor escribiendo lo hago demasiado literario, demasiado simbólica ese furor que nimaba nuestros brazos cuando golpeábamos lo lugare donde se alojaban las termitas...


J.M.G: Le Clezio, El africano, Le Mercure, 2004.


Por qué he citado estos dos fragmentos? Porque me parecen importantes, porque me decía ayer que un escriotrao es un mundo que se despliega ante nuestros ojos, pero un mundo vasto y nunca homgéneo, porque, digo, un escritora es una conciencia despierta, alerta, consciente de su trabajo con el lado simbólico del lenguaje, y lo digo, porque pocas veces veo eso en las personas que escriben soñando con una "carrera" literaria, o todos los cretinismos que se justifican bajo la máscara de "escritor". Si no tenemos nada que ofrecer, creo que mejor no hacerlo. Es un imperativo moral. Pero tenemos esa sabiduría? No lo sé. Lo que más me asusta es que la vida no nos de esa oportunidad, de mirar el pasado con lucidez, con sensibilidad y con talento. Estas fragmentaciones de pasado-presente que entre los que escriben se transforma muchas veces un símtoma de melancolía, son la tela donde el que actúa de forma creativa traza su marca, deja su huella. Pero esas huellas, frescas, que podemos seguir, siempre serán pocas.
Foto: pirámide de Tepoztlán

2 commentaires:

Anonyme a dit…

¿símbolos o sígnos?
la iglesia
el racismo
los colonialismos
los despotismos

-A-

salud(os)

Sergio a dit…

Quetzalcoalt murio de indigestion,igual que Atila, aunque para algunos todavia este en plena comilona; ya se sabe el efecto ardoroso que el chile tiene en el sistema digestivo en general, por esos los franceses no lo comen y mas bien lo meten en un museo.
Dicen que vivia de su corazon o mas bien de sus corazones, si, recuerdo haber oido que tenia dos; uno miraba para el futuro y otro para el pasado y entre si se anulaban, por eso tenia los pies muy juntos: no podia adelantar ni atrasar medio talon, era puro presente y eso debe ser muy parecido a la eternidad, como una hoja seca que nunca termina de caer.
Si hubiera podido escribir, recordad que es serpiente emplumada, no podemos sacarle brazos por ningun lado, habria puesto aquello de "no existen las serpientes emplumadas, pero no esta de mas creer en ellas".
Mas lo seguro es que no hubiera pasado ni de los primeros palotes.