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samedi, juillet 14, 2007

Astrid Hadad


Ayer por la noche he visto un esptáculo fuera de lo común, más que interesante, casi de ficción (quiero decir que desde el instante que estamos allí tenemos la impresión de asistir a la proyección de una película). Una artista realmente original, llena de vitalidad, con un humor fuera de lo común y un discurso, político, crítico, verdaderamete singular. Primero es un escenario en el barrio de la Condesa, en el Bataclán. Luego es una sala estilo italiano y, de pronto, en medio de vasos de tequila, esta cantautora que se presenta con un vestuario relampaguenate, barroco, irónico, y como en un sueño infantil: Astrid Hadad (elemetos de la estética popular recuperados en su valor simbólico y emocional). Recordaba que una amiga me había hablado de ella, pero no me esperaba esa sorpresa. Se trataba de un auto-homenaje que más que una verdadera celebración de su propia historia es una revisión crítica de lo que ha sido la historia de México, empezando por la llegada de Cortés, hasta la historia individual de la cantante que es una práctica insobornable del auto-análisis. Ha sido realmente un hallazgo oír a una artista que es capaz de arrojar una mirada tan lúcida sobre su propio país y sobre su condición de mujer. Si tengo estos zapatos (20 cm de plataforma) es porque están a la altura de mis complejos personales, dice Astris antes de empezar a cantar envuelta en un traje dorado, tocado de media luna... Síntesis de Ima Súmac, Olga Guillot y parodia de Isabel Pantoja y Nina Hagen reunidas. Realmente un espectáculo.

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