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jeudi, juin 28, 2007

textos, México

Justo cuando termino de leer las cartas de Arthur Rimbaud, caigo sobre un libro de J.M. Le Clezio autor de muchísimas novelas, peor que había dejaod de interesarme. En este libro Le Clezio recupera sus primeros bríos (el del Proceso verabl) pero incluso va más allá explorando en la primera infancia. Es un libro que enseguida te conecta con su sensualidad. Sucede en el África del oeste, en Nigeria... es una joyita.
Y como JML me ha dado ganas de seguir escribiendo, proque se trata del riesgo de escribir sabiendo que no siempre nos oyen, de intentar tender el puente, y aunque no pase nadie, esperar.

Me hace pensar en algunos fragmentos de Clarice Lispector, publicados en Siruela, que habla de esas respuestas que siempre desconoceremos, y las que no nos dan nunca los demás...

Ayer, paseo por el centro de la ciudad, El Zócalo. Antes, lectura de un poco de historia sobre México. No sabia Napoleón trcero les impuso un soberano austriaco (Maximiliano de Hamburgo) que gobernó durante varios años(1864-1867) hasta la entrada en el poder del liberal Benito Juarez... Es impresionante... Subí a la terraza del hotel Majestic, que fue todo un espectáculo, pero esta vez fijo, como un león al que han anestesiado y está allí, tendido. Hay una mirada hacia el pasado en México que hace que se sienta una cosa insular, cerrada. Son las identidades nacionales que se han tejido durante años (supongo que aquí después de la revolución) , que se agudizan con la época pero que espero tenderán a desaparecer. Hay un orgullo entonces, casi conmovedor, pero que como no sabe burlarse de sí mismo, resulta pesante: los juegos de lenguaje, las bromas, no son, creo (me lo confirma Olivier) su lado más interesante. Se come a todas las horas y todo el tiempo (me siento Flora Tristán hablando del Perú en sus Peregrinaciones!), en restaurantes y quioscos apostados en las esquinas. Las frutas, se pueden comer con chile o con miel. Pero los tacos, los crocantes o los blandos siempre son con chile de todos los colores y siempre con frejoles (aquí le dicen frijol).
Las mujeres se maquillan mientras esperan que cambie el semáforo, tienen las uñas largas como en norteamérica y van muy arregladas y con los cabellos muy flotantes y lisos (al menos en este barrio). La verdad que tienen bonito cabello, frentes anchas aunque cuellos cortos. La verdad que no he visto un solo tipo, sino varios, como en toda Latinoamérica, pero es una primera impresión que ahora, en esa segunda visita, me llama más la atención.

Espero que mi mirada de etnóloga no toque la suceptibilidad de mis amigos mexicanos porque no es esa mi intención. Me sorprende que nunca pregunten nada sobre el Perú, pese a que está en el mismo continente. Pienso que quizás sea pudor, ya me lo explicará alguien...

Nota: el libro de Flora Trsitán que cito es Peregrinacions de una paria, publicado inicialmente en el idioma de su autora por entregas en la Review de deux Mondes (1845). Flora Trsitán fue la fundadora de la Unión obrera, inspirada en la teoría utopista de Charles Fourier y toda un fenómeno para su época, especialmente por sus reivindicaciones sociales para las mujeres y los niños. Poco conocida en su país, cuando yo era chica, me la presentaban como una autora peruana prque siempre legitimó el hecho de ser hija de Mariano Tristán y Moscoso, familia arequipeña...
Su hija, Aline, será la madre del pintor Paul Gauguin.

1 commentaire:

Sergio a dit…

A Maximiliano le dio por mascar tabaco despues de la primera vez que se libro del fusilamiento, en la segunda no tuvo la misma suerte, sino hubiera terminado mascando oregano, que por lo demas es un excelente producto fumable, incluso mas que sopable.
Hay un cuadro muy ridiculo de ese fusilamiento, si no me equivoco de Manet, pero de equivocarme podria hasta ser de Pancho Fierro, o podria ser alguna de esas estampas amayadas que estan en el frontis de la biblioteca de la Autonoma.
Mexico tambien debe ser eso: un solo de figuras pasadas por la criba de la imaginacion, mas que por la del tiempo.
y sigue sin gustarme el chile.