Pages

mercredi, janvier 31, 2007


Durante el taller que acabo de terminar, algo me ha parecido evidente: que toda persona siente la necesidad de construir un relato armonioso de su vida, que todos aspiran a esa conjunción entre exterior-interior, y que el instrumento es el lenguaje. Sentirse a gusto con las plabras es una manera de moverse en el mundo con libertad, es la única protección contra la neurosis y contra su exacerbación: la violencia. Sin lenguaje, aparece el gesto, que es como una garra frente a la caricia.

Insisto sobre le trabajo de lector, no hay texto que se escriba solo, y la lectura, amplia el registro oxigenándolo. Creo que también es una especie de selección, saber qué nos interesa y qué no, como lo es con las experiencias, las amistades, los amores...

terminé la guía de Venecia del Corto maltés, ganas de ir a esa ciudad que no conozco, pese a que he viajado casi por toda Italia. Me encantaría ir al hotel Danieli, que era donde se hospedaban Prous, George Sand, Dickens, y Balzac... etc... Fragmento de Shakespeare en el CM:


El valor es la estrella de cualquier nave vagabunda, y su valor es ignoto por más que els extante trate de medirla.
En la imagen, el hotel Danieli.

mardi, janvier 30, 2007

Lima y el mar


Estaba pensando que habría que releer Las peregrinaciones de una paria, la parte en que Flora Tristán describe Chorrillos y Barranco, época d ela explotación de la caña de azúcar, en el siglo XIX... Por lo pronto acabé la lectura de uná introducción de André Gide a textos de Montaigne, bajo el sol y frente al mar... Estupenda...

habría que rpeguntarle a Diego, amador del mar limeño cómo se siente en él... a todos esos tablistas que son casi unos místicos del mar....

aquí una imagen...

jeudi, janvier 25, 2007

La Herradura


Sí, siempre me ha gustado mucho Eielson. Un día le escribí desde Francia y me contestó muy amablemente. Alguien me dijo que habría una exposición suya en el centro Pompidou, en París. Séría genial. Siempre me han gustado la síntesis de sus obras plásticas, sus nudos y sus trabajos con arena. Y he pensado mucho en él cuando he escrito alguna vez la palabra "poema" sobre la arena caliente. Cuando escribí Electra, también pensé en hacer un personaje (Magdalena) que como Eielson abandonase la literatura para adoptar el lenguaje de las formas, las texturas y los colores... Creo que pensé al mismo tiempo en Dubuffet (pero Eielson se impuso)y sus ganas de trabajar con la inocencia de un niño. Yo pensaba en una niña (Magdalena) que regresiona a un estado casi edénico, para recuperar la inocencia y perdonar, perdonarse (imposible olvidar esta dimensión sacramental de lo escrito) todos sus defectos, hasta lograr una cierta aceptación...


Ayer, en la playa La Herradura, miraba a los niños retozar sobre el agua. Me gusta que Lima esté al frente al mar (sería bonito escribir algo como Barrera contra El pacífico, de Duras, la atmósfera se presta), es un privilegio, el más democrático, el más generoso. Allí, en el mar, desaparecen las clases sociales. Entonces, es encantador ver a los niños de todas las edades y las clases sociales jugar en el el agua. Creo que no hay escena más vital: el niño saltando sobre le agua, la ola brillante, perfecta, la espuma de mar, toda una celebración de la vida, su síntesis, su epifanía.


Escena: jardín de la casa de Elba, jardín iluminado por el sol, clima perfecto, 25 grados, música en francés, libros, viento suave, pensamientos dionisiacos a propósito de una cierta calidad de vida aquí, de una forma hedonista y sensible. Pienso que la sabiduría es eso: saber recibir lo que la vida nos da, esa capacidad de disfrute que se pierde con el tiempo y que hay que alimentar con símbolos, imágenes, lecturas, sueños... Una frase de Robert Walser cuando se encuentra encerrado en un sanatorio me parece elocuente: pueden hacer lo que sea conmigo, pero nadie me puede quitar mi imaginación...


Vita Buona.
foto: imagen de Jorge. E. Eielson con uno de sus nudos...
Nota bene:
Para las personas interesadas, haré un taller de creación literaria con el nombre de "Mitomanías de la primera persona", el 29 y 30 de enero, en el centro de estudios Antonio Cornejo Polar (CELAP).

mercredi, janvier 24, 2007

Trianon


Es curioso, me levanto pensando en escribir sobre María Antonieta (ayer estuve pensando durante el día) y veo que me ha llegado una invitación de la editorial Funambulista, en Madrid, sobre este tema, aparantemente, una biografía (Mi testimonio). Conocemos los rasgos generales de María Antonieta, que murió decapitada junto con toda su familia, que era austriaca, que era un poco insumisa, pero de su verdadera vida privada, de su independencia en la manera de pensar, o de su soledad, o sea, su vida interior, sabemos poco. Nunca he entendido porqué preservamos los rasgos más fuertes en las personas, y los vulnerables, los olvidamos o los escondemos. A lo mejor porque esos aspectos son los que nos hacen a todos iguales, todos sabemos que somos vulnerables y que en el fondo si existimos es porque asumimos riesgos constantes (pienso en la primera frase de El extranjero: Mi madre ha muerto, pero ¿qué sabe o entiende Mersault sobre la muerte? Nada de nada). Una frase de Rilke me viene también ahora: Nous, nous, qui sommes si risqués (Nosotros, nosotros, que somos tan arriesgados)... Toda persona arriesga día a día, incluso la más segura y la menos activa. Se arriesga en todo, al hacer el más mínimo gesto, pero sobre todo, cuando hablamos. Y pensaba en otro personaje, en Barthebly, el no moverse sería una forma de mantenerse idéntico a sí mismo. Pero, ¿ de veras lo es? Pienso en las personas que no se han movido ni alejado de sus referentes, me pregunto: ¿realmente son más idénticos a sí mismoas o se parecen más a los demás? Quiero decir, al exterior, a la mirada de los otros, a lo que se espera de ellos y no a lo que ellos desean ser. Es una reflexión que me viene ahora, ¿la verdadera identidad no sería cuando nos parecemos a nosotroas mismoas, em medio de la soledad, confrontados a nuestros límites?

El instante en que María Antonieta es condenada y escribe una carta a su hermana Elisabeth y se enfrenta por primera y única vez a su vida como mujer y ser humano, a su vida de madre y esposa, en el seno de una nobleza que no respetaba...

Son preguntas que me hago antes de partir. La otra tarde, conversaba con Mario Vargas Llosa en su departamento de Barranco, desde donde se ve toda la bahía de Lima, hablaba sobre este hecho de alejarse de sus orígenes y sus vínculos familiares, de vivir en errancia; y sí, es una situación que condena a una cierta soledad, pero es la condición más auténtica. Yo no veía a Mario Vargas Llosa, el ídolo de mi infancia, el hombre de éxito que todo el mundo admira, yo solo veía al hombre que ha decidido un día escribir contra todo, de forma casi obsesiva, a la persona que en ese instante me hablaba de una cierta condición humana, yo veía sus gestos, su pelo, su mirada cargada de significado, y pensaba cómo ese rostro expresaba una vida interior, una insatisfacción y un constante movimiento.

No diría que realmente se decide en el instante en que hacemos algo (pienso en el tiempo que tardamos en darnos cuenta de ciertas cosas y en asimiliar, de ahí que me guste la imagen de rehén de la vida en ciertas ocasiones), simplemente actuamos tratando de estar presentes. Pienso en porqué tantas personas nos hemos ido fuera del Perú (las que no nos hemos ido por cuestiones económicas en un primer momento) tal vez proque es natural emigrar, es natural, para una cierta cantidad de personas, irse, abandonar. Es como uan conciencia viva de la precariedad de las cosas que construimos, como si supiéramos que nada va a durar y que mejor es adaptarse al cambio y al movimiento, someterse a esa separación como un ejercicio fundamental de subsistencia. Antes de partir de la casa de MVL, miré sus objetos que me parecían tan sólidos, tan durables y en armonía, un hipópotamo macizo sobre la mesa (su fetiche), sus libros acomodados en varias filas de estantes... cada objeto, hablaba, pero él, en poco tiempo, también se marchará y sé lo que siente, lo intuyo con los ojos cerrados.
Imagen: Carta de María Antonieta a su hermana Elisabeth.

samedi, janvier 20, 2007

El mar


Siempre he pensado que el desierto puede inspirar reflexiones intensas, limpiándolas de toda impureza porque la mirada no se tropieza con nada. Por eso, los anacoretas, se aislaban. Ayer la luz era luminosa, las pieles de los cerros brillaban y el mar parecía encendido (bañarse en él una delicia). Se me ocurrieron un montón de cosas mientras circulaba por la Panamericana Sur, pero, de pronto, lo que me viene a la memoria es la sensación de una mirada limpia, que no espera nada, recorriendo ese paisaje desértico. Cuando sé que pronto deberé partir, algo me aprieta en el pecho, es ese desarraigo constante que ha sido una certeza desde que era niña, y el deseo, un deseo más sereno, de aceptar que la vida es aprender a desapegarse, a dejar pasar, a dejar libre el deseo, a hacernos cada vez más ligeros, y Entregar... suena asbtracto y no lo es: la libertad a lo mejor sea contemplar ese mar, ese desierto, y solo disfrutar... como contemplamos el rostro de alguien que amamos y lo vemos transformarse con el tiempo...

En esos instantes, siento la proximidad de las personas que realmente importan, porque una dialoga con esos seres que nos han tocado, siempre, como si fuesen una eterna compañía. Et ce n'est pas si mal que ça!

mercredi, janvier 17, 2007

Corto maltés


Acabo de leer una frase del Corto maltés demasiado buena como para ignorarla. Es sobre Venecia y está en la guía que Hugo Pratt escribió sobre esta ciudad:


Porque el sueño más real es aquel más distante de la realidad, aquel que vuela solo, sin necesidad de velas ni de viento.


Ahora paseaba con Olivier que acaba de venir de México y me comentaba su impresión de Lima luego de seis años: la exuberancia del paisaje, el crecimiento económico, y luego, la efervescencia cultural. Visto desde dentro, muchas veces no vemos lo mismo, pero desde fuera eso parece objetivo.

Incursión en la librería El Virrey donde se puede leer en medio de un silencio sostenido. Encontré un texto de Simone Weil en la editorial española Trotta... Un texto sobre Electra y Antígona...

mardi, janvier 16, 2007

Símbolo

Ayer, que caminábamos por una avenida de Chorrillos con Elba, ella dijo algo muy importante al ver todas las farmacias que veíamos a nuestro paso( casi una en cada esquina): cuando el lenguaje simbólico no existe, es el cuerpo el que se manifiesta. Pienso en lo que siento ahora y en la incapacidad que tengo de encontrarle un símbolo para darle una continuidad en mi historia personal. No me asustan los vacíos, pero cuando un símbolo se aleja de su referente, sin que sepamos por qué, termina produciendo malestares. Por ejemplo, cuando decimos una palabra y ni siquiera sabemos qué significa, o no nos hemos preocupado por encontrare un verdadero significado. A veces escucho, siento frases, que no quieren decir nada. Y no me satisface entrar a esa cadena de comunicación. Detesto.
Buscando versiones de Ne me quitte pas, encuentro una música bellísima de una cantante brasilera llamada Maysa... En el site web de la FNAC, donde se compra en línea, comme il faut...
Si es por Maysa, bien, es muy buena cantante.

samedi, janvier 13, 2007

Post-feminismo


Siempre me ha gustado levantarme temprano y empezar a leer. Por supuesto, no es siempre una rutina, sino que depende de las obligaciones. Y ahora, tengo cosas que terminar. Creo que el trabajo de lectora es una de las cosas que más me gustan. Es delicioso ponerse a leer un libro y abandonarse a su contenido. Leo en este libro, a propósito de Melanie Klein y de Lacan: "Para Klein el subconciente está estructurado como una fantasía, para Lacan, como un lenguaje". De hecho, las dos son interesantes aunque yo me incline más por la de Lacan. Cuando escribo siempre pienso que hay algo del subconciente que aparece en el texto. Esa lógica del Palincestos, del texto que se inscribe sobre otro texto (el de lectora es imprescindible). Por eso, a veces, hay situaciones a las que no le ponemos texto. Quizás en general suceda así con las expriencias más traumáticas. No poseemos palabras para nombrar una situación. Y hasta que eso no sucede. no sabemos qué ha pasado.


Veo, en El País (Babelia de hoy), la entrevista que hice a Virginie Despentes, junto con un artículo de Beatriz Preciado, bajo el título de los "Nuevos feminismos". Todas las que escribimos sobre el tema somos mujeres. Es curioso que ningún hombre, filósofo, escritor, se haya interesado en el tema. Sugiero algunos textos que podría llenar esta ausencia: La dominación masculina, de Pierre Bordieu. Está en Anagrama. Los comentarios de Jacques Derrida son también interesantísimos: La tarjeta Postal . En España no conozco sino autoras.


Anoche, soñé con dos personas, dos hombres que paseban sobre una moto. Uno de ellos se bajaba a buscarme y yo interpreataba eso como un gesto de sensibiidad y de delicadeza. No hay guerra civil entre hombres y mujeres, es simplemente la búsqueda desesperada por poseer un rostro, por obtener una mirada que no sea desafecta, por el reconocimiento en el sentido afectivo de este término. La única guerra que tenemos que ganar es contra nuestras propias debilidades, contra nuestros miedos. Y sin embargo eso no significa que haya que bajar los brazos, hay que patear los prejuicios y las categorías de los dominantes, desobedecer a la autoridad, en el sentido extenso.


La idea de un proyecto de ley para la pena de muerte abortó ayer, absorbida por su propia ignorancia... tanto mejor...
foto: portada del Babelia del día de hoy.




jeudi, janvier 11, 2007

Sensibilidad

Siempre me sorprende la sensibilidad de los lectores, por eso, me afirmo en la idea de que todo trabajo escrito se completa con la lectura y elogio nuevamente el trabajo del lector (pienso en la biblioteca de Iván, que vi ayer y que me conmovió mucho, cada libro como un objeto vivo). El tema del cuerpo es un trabajo complejo y no deseo caer en ninguna idea categórica. Cuando los desmonto, siento miedo, me quedo, a veces, con las piezas sueltas y no sé cómo unirlas. Siempre me gustó una frase que oí un día a un escritor mayor que yo: Cada vez que empiezo un libro, tengo miedo de haberme olvidado de cómo escribir. Es ese comenzar siempre de nuevo como si fuese la primera vez, que me interesa en escribir, con todas las consecuencias que eso significa. hacer un paréntesis de las ideas aprendidas, destruirlas, y quedarse, a veces, sin nada. Sé que para hacer una crítica de una idea o de una situación, tenemos que hacer que el lenguaje exprese un máximo de cosas. Sé todo eso, pero también acepto mis límites y mis temores. Escribir para mí no es fácil, puede ser una experiencia dura (como al del Último cuerpo de Úrsula) o más o menos feliz.

Estos días ha habido un largo debate en el Perú sobre la educación (habría que leer el Emilio de Jean-jacques Rousseau) y sobre una evaluación general de los profesores apra conocer sus deficiencias. Cierto, el nivel de los profesores es, seguramente, catastrófico, pero las formas de enfrentar el tema siempre cuentan. Una sociedad democrática debería fundarse en el respeto de las personas que la conforman, no en lo contrario. Lo que he visto son personas infantilizadas e humilladas por la forma como son sometidas a evaluación: con total desconfianza sin reconocerles ninguna calidad. Si yo tuviese que pasar ese exámen, lo decíamos con mi amiga Elba, saldría jalada porque se trata de un examen básico, de cálculo, casi obsoleto. El saber no se detiene en la lógica ni en las matemáticas, hay distintas formas de inteligencia y de sensibilidad, esta evaluación es una prueba positiviasta y anacrónica,. Nadie evalúa las motivaciones de los profesores, lo que han aprendido de forma autodidacta, etc. Me pregunto ¿no es más importante alguien que sabe interpretar el sentido de una frase y enriquecerla con su mirada personal, que alguien que acumula saber erudito pero sin relacionarlo con su propia vida? Esto pone en duda la idea de conocimiento. La educación, a mi modo de ver, tendría que crear sujetos autónomos, con memoria propia y capacidad crítica, gente que pueda sentir y compartir, no ansiosos de diplomas que no signfican nada. Por eso, una capacitación general de los profesores (puesto que ya se sabía que su nivel de educación es bajo) hubiese sido más digna para ellos y menos hiriente. Una sociedad que se muestra como el padre o madre que castiga, como lo dijo Virgine Despentes, es una sociedad medio facista. hya muchos Robespierres que surgen de la humillación, escribió Stendhal en Rojo y Negro. Otro tema que me ha sorprendido es el hecho de que se hable de restituir la pena de muerte para los violadores de niños y los terroristas. No hay cosa más peligrosa que creer en el castigo. Me da terror. Y espero que haya un debate para que esa medida no se apruebe. Bueno, la actualidad me ha invadido. Recién sale el sol en Lima, después de varios días de grisalla. Voy a caminar por el maleción de Chorrrillos. Ciao.

lundi, janvier 08, 2007

Carta

he encontrado, a través de Elba, una carta que yo había traducido de Simone de Beavoir, dirigida a Nelson Algreem. Cuando ella escribió "La force de choses" (La fuerza de las cosas), una relación de veinte años tocó su nota final. Es una de las correspondencias más bonitas e intensas. Aparece una Simone de Beavoir distinta, desprejuiciada, sedienta de afecto, al fin, un ser humano. Ni hombre ni mujer, alguien que ama en el sentido activo de esta palabra, asumiendo riesgos, suscribiendo con palabras lo que siente. Al final, cada relación, es una aventura, como la vida, como todo. No hay sol, pero hace un calor húmedo, tórrido... el mar huele cada vez más fuerte, es tan intenso el olor que invade toda la ciudad.

Carta de Simone de Beavoir a Nelson Algreem


Nelson, mi gran amor. Estoy muerta de cansancio, pero es imposible que me vaya a dormir sin escribirte. Fue tan duro separarse media hora después de saber que seguía contando para ti, tan amargo saber que hubiese podido habérmelas arreglado para quedarme si hubiese estado segura de mis sentimientos a tiempo. Necesito hablarte, porque es la única forma en que encontraré la paz esta noche. Durante el trayecto en el tren, en el taxi, o el avión, no he dejado de hablarte, no te asustes si lloro. En la introducción que me has hecho ayer-Thomas Man que en cada antes de cada ataque de su enfermedad, Dostoiesvki conocía unos instantes de verdadera felicidad que valían por diez años de vida. Y es cierto que tú tienes el poder de causarme por unos segundos una especie de fiebre que vale por diez años de salud. Puede que tu malvado corazón sea profundo y cálido pero no es tan febril como el mío y que no puedas comprender el choc que una vez más me ha causado el don que hace unas horas has vuelto a hacer de tu amor. Choc que me ha enfermado físicamente. Es para luchar contra ese malestar que te escribo, por eso, perdóname si esta carta te parece sin sentido porque tengo que salir de este estado, además, siempre quise decírtelo, confiarte algunas reflexiones que me inspira nuestra historia.
Desde el primer día me sentí culpable por darte tan poco a pesar que tenía tanto amor. Sin embrago, sé que me has creído y comprendido mis explicaciones. Jamás hubieras aceptado venir a vivir definitivamente a Francia aunque te retenga en USA el mismo vínculo que me retiene en París. No voy a defender ese punto: no podía dejar a Sastre, la escritura y Francia. Admito que no me crees cuando digo “no podía”, sin embargo, lo sé, que comprendas mis razones no cambia en nada el hecho en sí: no te he dado mi vida, no te he dado mi corazón, te he dado todo lo que te he podido dar, pero no mi corazón. He aceptado tu amor y lo he condenado a no ser más que un amor lejano (…) Me he sentido culpable todo el tiempo, sentimiento amargo, el más margo porque concierne el hombre amado. Si te he querido abandonándote, he sufrido bastante por eso. Sin cesar tengo miedo de que pienses que yo me reservaba la parte agradable de nuestro amor. No es verdad. Si he fallado en darte la felicidad que un gran amor debería dar, he sufrido muchísimo por esa razón. Me haces falta a cada instante y la conciencia de mi error, de tu posible rencor, me ha hecho sentir, más de una vez, absolutamente miserable. Puesto que te he dado tan poco, pensé que sería justo que me arrojaras de tu corazón. Pero, comprender una situación no impide que esta te parezca cruel. La primera vez, en Nueva York, fue duro, y el año pasado, también. Créeme también esto: he llorado mucho y si actué como lo hice fue por reacción a una profunda herida, herida que no ha cicatrizado en todo el año. Sin embargo es terrible no sentirse amada cuando tu amor es más violento que nunca y no te esperas el rechazo. Pese a todo, cuando vine a verte en setiembre, empezaba a aceptar este hecho con resignación tratando de hacerme a la idea de tu amistad y de mi amor. La situación no me hacía feliz, pero me parecía tolerable.
Y esta noche tengo miedo, un verdadero miedo mortal. Una vez más he echado abajo todas mis defensas. Me dices que no me desalojas de tu corazón y, al no tener que luchar más contra tu indiferencia, permanezco desarmada y nuevas heridas profundas, podrán abatirme idenfinidamente sobre mí si decides rechazarme. No puedo ni siquiera soportar la idea. Un cansancio enorme a acosa. Petrificada ante el sentimiento de encontrarme completamente entre tus manos, sin defensa. Por primera vez te suplico: guárdame en tu corazón o expúlsame pero no permitas que me aferre a tu amor para descubrir de repente que ya no existe. Me rehúso a pasar por esta prueba, ni siquiera acepto la idea.
Comos ves, he perdido completamente la cabeza, si te enamoras de otra, todo está dicho. Solo en la medida en que decidas rechazarme o no, podrás reflexionar en lo que significa para mí. No me retires de tu corazón ahora, guárdame hasta nuestro próximo encuentro y haz que nos encontremos en poco tiempo. Sabes, como yo, que sea cual sea tu decisión, yo no te causaré ningún problema. Esta carta es lo más duro que recibirás de mi parte. Por una sola vez te estoy pidiendo algo: que no me arranques de tu corazón y que te esfuerces en conservarme. El tiempo que he sabido que contaba para ti, ha sido tan corto!! Que no puedo resignarme y tiene que prolongarse. Quiero que me beses con amor una vez más. Te amo tanto. Te he amado por el amor que me diste, por el deseo físico y las ganas de felicidad que despertaste en mí, pero incluso cuando eso ha desaparecido, o disminuido, mi amor ha sobrevivido por lo que eres. Porque eres quien eres. Independientemente de lo que me des o no, permaneces en mi corazón para siempre. Y la posibilidad intuida de que ese amor vuelva a ser de nuevo feliz me ha destrozado. No soy más que un montón de escombros. Entonces, no te molestes al recibir esta carta descabellada. Aquí estoy aquí en el hotel Lincoln y voy a tratar de dormir. La noche me aterra. En toda mi vida no he deseado algo con tanta voluntad y ardor: volver a verte.

samedi, janvier 06, 2007

Cixous, Derrida


Ahora venía pensando en el taxi, soprendida al mismo tiempo por el cambio que se opera en Lima (el conductor manejaba escuchando una música hindú que yo escuchaba mientras veía las playas llenas de bañistas, feliz), en unos textos sobre Helène Cixous y Jacques Derrida. Sé que los unió una larga amistad, pero más allá de eso, sabía que habían compartido el pensamiento y una postura contra el sistema que les ha ganado muchas antipatías (la aversión de algunos contra la "deconstrucción" de Derrida) e inconvenientes para ser entendidos. Presumo que las nuevas generaciones estarán más preparadas para una forma de escritura y filosofía de este orden. Pienso en que, como yo, Helène Cixous, se ha opuesto a una forma de representación clásica de la mujer, a todo tipo de esencialismo (esencia masculina o femenina) y, como resultado a la lineairdad de la narración y como resultado una práctica de la fragmentación del texto. Yo no puedo escribir desde la narración porque significa bajar las armas y es casi una dimisión política de un gesto que de alguna forma empezó como una protesta contra mi condición de subordinada, escribir. Es así para mí como lo es para Cixous y como fue para Derrida dar forma a una filosofía que rechabaza toda categoría tradicional y que sin embargo no pretendía convertirse en una respuesta epistemológica a los problemas que planteaba. Simplemente es desde la deconstrucción de conceptos que él pretende dar forma a ideas como "diferenciación" o "huella" (trace)...

Para escapar del peso del cuerpo de mujer, pero para dejar su huella, de ahí que yo haya escrito "El último cuerpo de Úrsula" con un lenguaje casi indomable, era necesaria esa respiración del propio texto. Ninguna aseptisación me estaba permitida. Al menos, yo sentí que no tenía opción. Para llevar esto al plano de lo concreto, tengo la impresión de que las nuevas generaciones (mujeres incluidas) van hacia una relación más libre con su cuerpo y sus sentimientos, mucho menos torturada y más espontánea. Un cuerpo de mujer no puede ser un fetiche. Yo he adorado cuando alguien me ha hecho sentir libre de esa carga. Una frase oída hoy me sorprendió. Un hombre muy joven dijo: no me interesa el físico en una mujer, me interesa su cabeza. Y eso me ha hecho pesnar que tal vez la estigmatización del cuerpo femenino, cambiará. Por lo pronto la filosofía crítica de Derrida no es ni complicada ni oscura, es subversiva con un modelo que está muy enraizado en la forma de pensamiento occidental: las categorías y las normas.

Cada vez estoy más segura que si las mujeres ecriben más en un registro fragmentado, no es ingenuo, es una respuesta política a las formas de representación dominantes. Véase Helène Cixous, Marguerite Duras, Clarise Lispector, Unica Zurn, Christine Angot, Anais Nin, esta aspirante a un verdadero nombre, etc...
foto: Helène Cixous.

vendredi, janvier 05, 2007

la mañana

Miro por la ventana y un pájaro vuela
miro hacia el cielo y una nube avanza

sueño con el barco que atraviesa el mar a esas horas
el olor es intenso y se pega a la piel

aquí o allá tengo la impresión de continuun
ser la misma o quizás ya no

y la ventana sigue abierta

mercredi, janvier 03, 2007

El mar

Pasear por le malecón de Chorrillos es uno de mis placeres más egoístas e intensos. Las playas, ahora, están llenas de gente y desde lo alto del acantilado, todo parece tan festivo, tan ligero, que es casi imposible mantenerse al margen. Ahora pensaba que la vida es generosa cuando estamos dispuestos a recibir. Es mezquina cuando nuestra mirada se cierra. Todo, es, en resumen, una cuestión de interpretación. Cuando desaparecen las normas y las jerarquías en la forma de juzgar, la libertad se pone en movimiento. Pensaba en una lectura sobre Jacques Derrida quien siempre ha pensado la "diferencia", no como una idea fetichista y reductora, muchas personas sienten siempre la nostalgia de aboluto, y la precariedad de toda idea, aterra, sino como contradicción, o como encuentro, o suma de fuerzas. No es entonces una teoría esencialista, menos moralista, ni judeo-cristiana, sino más bien, abierta y de resistencia, de choque, y de contestación. La torre de Babel de la interpretación y de la traducción, todos en idiomas distintos, en formas y códigos diferentes. Y entonces pensé en ese rostro que solo es un rostro y en su belleza efímera que por tanto es en ese instante en que se me revela en toda su finitud y al mismo tiempo, infinito en sus múltiples movimientos. En una mano que se acerca, en la caricia que una me niego a recibir y que significa solo una presencia, una sensación compartida, a la que no hay que buscarle un nombre, pensaba en todo lo que queremos aprisionar con la razón para nombrar y, al mismo tiempo destruir. Pero, ese ¿no es nuestro eterno dilema? Ahora, el mar estaba soberbio, casi viril, encrespado y salvaje, lleno de pelícanos y bañantes. Yo sé que amar la vida con intensidad hace más dura la renuncia, es cuando se ama desesperadamente que se traiciona lo que se quiere, aunque siempre pienso que no somos tan tontas, ese es el lado novelesco de las cosas, pero el real, tal vez sea más simple y no exista renuncia, puesto que no se desea poseer. Tal vez esa sea la clave, no aspirar a nada y dejar las cosas hacer, es como perderle miedo a la oscuridad, a los espacios en blanco, en resumen, la desobediencia en general!!

lundi, janvier 01, 2007

primer día del año


Cuando un año se termina algo nos empuja a hacer una especie de balance. Es la idea de tiempo cerrado, de tiempo circular y de algo que se acaba. Cuando un año termina, el tiempo asume su rol de dios del tiempo, Cronos. Pero también el tiempo produce el malestar que lo caracteriza, la sensación de pérdida, de fragmentación y de ausencia. Por eso, mucha gente siente las ganas de festejar con euforia el año que se termina, para demostrarse que ha vivido realmente, otras, se deprimen pensando que ese año no ha sido fructífero, o cuando constatan que su vida no ha sido nada extraordinario, porque lo extraordinadio, lo especial, está en nosotros y no en el exterior. Nunca sabemos lo que es el tiempo si no es por esos signos exteriores que nos obligan a reconocer nuestra marca más humana: frágiles y efímeros.