Pages

lundi, novembre 13, 2006




Después de encierro trabajando, decidí dar una vuelta por los alrededores del monasterio. El efecto del paisaje es inmediato, por su exuberancia, sus colores, de pronto, es como si la mirada se lavase... Pensaba en los viajes de George Sand a los Pirineos y a los Alpes, creo que le hubiese encantado este lugar. Y seguramente a Chateaubriand. Siempre tuve celos de la forma como Sand vivió sus afectos y sus amistdades, de Musset, Chopin, Liszt, amantes, y Flaubert, Victor Hugo, grandes amigos. Las pocas cartas que Sand escribió a de Musset son de una belleza remarcable, de una generosidad fuera de lo común, no sé yo podría escribir algo así...
Estoy contenta de haber leído la novela de Christine Angot (y de haber hablado de ella en el Babelia) de esa capacidad de entrega, de ternura, que demuestra. Pero sobre todo del valor que tiene de decirlo de frente, sin miedo a exponerse. O de Camille Laurens , Ni toi ni moi, la canción de Marc Lavoine (cuando llegué por primera vez a París en los cafés se oía mucho una canción suya, Elle a les yeux revolver), toi/ mon amour/toi qui as le coeur lourd mon amour/ est-ce que tu m aimes toujours pour toujours/, a manera de estribillo… y empecé a ponerme nostálgica, son tantos rostros, tantas personas las que he encontrado estos últimos meses, que no sé cómo acomodarlas en mis afectos, porque soy porosa, como una esponja...
Me doy cuenta de que a fuerza de estar sumergida, a raíz de Lautréamont y Flora Tristán, en la reflexión sobre el hecho de escribir, me termino saturando. No puedo vivir sin ficción, no puedo. Y sin embargo, cada vez que leo Los Cantos de Maldoror, me sorprendo del genio de Lautréamont, de haberse atrevido a escribir algo así y me entran ganas de analizar... Hace unos instantes, mientras conversaba con Tom (que es un jardinero digno de la novela de D.H.Lawrence), me decía que el francés es un segundo idioma, una segunda piel. No me doy cuenta si pienso en un idioma o el otro, con todas las imperfecciones que pueda tener al hablarlo, es la experiencia que se ha marcado en él, es la vida en sus múltiples movimientos, pero también siento que cualquier idioma, encarnado en una persona, por ejemplo el inglés norteamericano en Euny (ayer me corrigió, la ortografía de su nombre), me hace sentir facilidad para hablarlo.

Algunas vez iré con Iván a tomar una copa de champagne ( Don Perignon, mínimo)al hotel Negresco, en Niza, aunque no me haya ganado 1 millón de dólares. Pr ahora será un pisco-sower en Lima, mirando el Océano Pacífico. Muero de ganas de ir a remojarme a las playas de Lima, el ruido de sus calles, su tiempo lento, su neblina leve... Y aunque me de pena dejar esta montaña (y otras cosas más), sé que estaré bien en Lima, que es también mi espacio, mi lugar....
Sigo con mi trabajo luego de esta pausa. He oído un fragmento del nuevo albún de Rachid Taha por Internet, y es magnífico. Es la voluptuosidad de oriente, Argelia, integrada a la música contemporánea...

Pausa, el cielo se ha puesto de colores... este lugar...mnnn... Me encantaría que lo vieran...
Foto: Isidor Ducasse, el Montevideño.

1 commentaire:

Anonyme a dit…

Si Làutreamont volviera los patearia a todos.