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mardi, juin 06, 2006


Malévich

He tardado en hablar sobre la exposición de Kasimir Malévich (1878-1935) en la Pedrera (edificio de Gaudí) en Barcelona. Creo que porque no lograba organizar lo que pensaba, todavía ahora no sé si está claro. Malévich es un artista polaco-ruso-ucraniano que revolición la pintura del siglo XX con un concepto estético: el suprematismo, que quiere decir, ausencia de objeto. Sus cuadros más conocidos son tres figuras geométricas, cuadrado, cruz, y esfera, en un fondo gris-blanco. Estos iconos levitan en ese espacio, son una síntesis del objeto, igual que sucede con Mondrian solo que en Malévich esta abstracción tiene que ver con una experiencia vital dolorosa: persecusión, encierro, incomprensión... etc... Es decir, Malévich roza los límites de la experiencia y la transforma. Esta experiencia se resuelve cuando una se encuentra frente a uno de estos cuadros. Hay un triángulo, objeto-artista-espectador.... Es por eso que no es lo mismo ver un cuadro en foto que verlo de verdad... La experiencia tiene que ver con esa confrontación, y que una persona sienta algo cuando ve uno de los cuadros de Malévich, es otra cosa, tiene que ver con la experiencia sensible, que es siempre subjetiva e impredecible. Ayer, mientras paseaba por el parque de la residencia de Chateaubriand me decía que muchas veces había resistido a aceptar la belleza que provenía de espacios que no me eran personales, por una cuestión de identidad, por una cierta neurosis (pensaba por ejemplo, cómo me ofendía que dijesen que Lima es fea) que me predisponía a resistir.... Y a lo mejor es así con todo, hay que estar dispuesta a observar y a escuchar, no basta con estar presente, y ese estado, no sé, es un estado de gracia, de serenidad... así, habría menos conflicto, me refiero que si cada experiencia fuese aprender un poco más, estaríamos a salvo del drama, de ese encierro que Sófocles describe en su Antígona y que es el drama de los dramas en nuestra historia: la incapacidad de una verdadera alteridad. Pero tal vez sí se pueda, Malévich, saber que su vida tuvo que ver mucho con su arte, que su resistencia a las imposiciones estéticas de su época fue una manera de mantenerse fiel a la idea que se construyó del arte y que murió así, fiel a sí mismo, fortalece.

Escucho el último disco de Joan Manuel Serrqt, MO, en catalán. Entiendo poco pero su voz y la música me seducen. Curioso, Serrat me recuerda una parte muy agradable de mi infancia: cuando leía comics, sentada en la terraza de mi casa en Chaclacayo. Creo que era muy feliz y que la indulgencia del clima, los árboles, los cerros, me parecían un paisaje hermoso, completo.

1 commentaire:

Erika Almenara a dit…

Viene a mi mente un poema de Blanca Varela. Saludos!