Pages

samedi, juin 24, 2006

Lo malo y lo bueno


Siempre he pensado que en la vida no hay Malo ni Bueno, todo depende de cómo comprendamos las cosas, de nuestra perspectiva, y de nuestra capacidad para asimilar las experiencias en una línea vital. Toda experiencia nos enseña, nos obliga a conocernos y aceptar que en este sentido nuestro saber es limitado. El amor fati, amar su instante, es amarlo con todo lo que este contiene. Pero, aquí surge una pregunta que siempre me ha acosado: ¿quién le puede decir algo así a alguien que ha padecido de veras el dolor? Pienso en los verdaderos humillados, en los desaparecidos de forma trágica en la hisoria, a causa de la locura de los otros. A los trece años tuve mi primera crisis religiosa que terminó en agnosticismo (no ateísmo), cuando empecé a pensar que no había forma de volver atrás el proyector de la historia y sanar esa herida. Creo que surgió con la lectura del diario de Anna Frank, casi seguro. Todo eso me llenó de una frustración enorme, humillada también porque no sabía cómo creer en la humanidad ni qué era “lo humano", ni qué era yo misma. Luego, cuando leí el Informe Eischmann (Hannah Arendt), esto mucho más tarde, me di cuenta de que el daño, es la estupidez y la alienación, que es la tontería más grande y más rotunda, y por eso, cuando me levanto y extraño la familia, los amigos, la indulgencia, el amado esposo, me digo que sí tiene un sentido saber qué es estar desprotegida, que sí tiene sentido ponerse en le lugar de los más frágiles, cuestión de combatir el cretinismo y la idiotez. Y yo, sé, todos sabemos, que es muy fácil creernos la historia de que estamos protegidos, de que somos importantes, la vanidad es el consuelo fácil al siensentido (recuerdo una frase de una actriz muy inteligente: para combatir la idiotez, no me tomo en serio). Es el sentido de contingencia que veían Alber Camus y Jean Paul Sartre, pero también, en un sentido ontológico, el que lee Levinas, el significado de la deuda. Y nuestra deuda es enorme. También hay una frase en Los endemoniados de Dostoievski: Soy culpable de ser culpable, por todos y de todo. Entonces, esa lucha de Jacob con el ángel que aparece en la Biblia y que Gauguin pintó con furor, es esa lucha con nosotros mismos, con nuestras pequeñeces, nuestra necesidad de trascendernos. Los malos, son siempre los idiotas, ah, no El idiota dostoiesvkiano, ingenuo y puro en su desnudez, el idiota crudo, vacío, sin alma.

Y ahora me voy a recoger a mi amigo Millet a la estación del tren!

1 commentaire:

mat guillan a dit…

me interesa...
sí, claro que me interesa...

cariños.
http://elvoyeur.blogspot.com