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vendredi, mai 12, 2006


Ayer estuve en San Remo, en la riviera italiana. Lo único que sabía de este lugar me viene de la infancia: ahí se hacía el Festival de San Remo, famoso por lanzar a cantantes un poco melodramáticos. No me gustó tanto San Remo, prefiero Ventimiglia, me parece menos artificial y más bonito. Caminé por el centro, me perdí por algunas calles estrechas regadas de cafés y de turistas... Compré una sortija color jade, porque quería algo de ese color. De regreso la monasterio, cenamos en la terraza, que es un lujo, debo decirlo, por la vista que tiene. Había una luna blanca, soberbia. Esta noche Louise, una escritora de origen bretón, prepara un plato macrobiótico. Me sorprende la formalidad con la que se desarrollan las cosas en Francia ( la manera como me lo dice en el corredor: mais tu n est pas obligée de manger!!), hay algo de grave, demasiado serio para un espíritu más inconoclasta. Entonces, me siento como una salvaje cuando sigo un poco mi línea vital, la línea de mi deseo. Felizmente este es un lugar completamente secularizado y ya casi no existen curas en Francia (ufff!) porque no hubiese soportado un verdadero monasterio, por más sabiduría que haya en él, ¡por más que haya libros! Y por más que este sea un lugar hermoso. Al final, siento que contemplo un cuadro, que no penetro en él... Leí en diario de Catherine Mansfield que ella había estado un largo periodo en San Remo para tratar de curarse de su tuberculosis. Luego partió a París y se murió poco tiempo después. También estaba revisando de nuevo (y para mi maldita tesis) las Cartas a un viajante, de George Sand. Las tres primeras están dirigidas a Alfred de Musset, quien fue su amante (lo dejó por Liszt) y son interesantes. Pero lo mejor, el plato fuerte, son las pocas páginas de su diario íntimo, el estilo soberbio, el tono, apasionado, vivo. George Sand y Flora Tristán tuvieron el mismo editor, Buloz. El ha sido testigo de dos vidas apasionadas, raras para las mujeres de su tiempo. Me decía si en lugar de Saint Beuve (que hizo retratos mediocres de varias escritoras) Buloz hubiese publicado sus memorias... Mnnnn
Bueno, bajo a ver el atardecer en el Piamonte francés...

foto: Les enfants du siècle, película inspirada en la vida de Sand y de Musset.

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