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samedi, mai 20, 2006

Ahora que un amigo me hace la pregunta de cómo hago para viajar tanto, me hago la pregunta a mí misma. ¿Cómo hago para ir de un lugar al otro? Y la verdad que yo misma no lo sé. Creo que le tengo cierto temor a ser sedentaria. Para mí el movimiento físico es también el movimiento mental, como decía Annie Erneaux, en mi necesidad de autoficción. Hay un libro estupendo sobre el nomadismo de Michel Maffesoli. Creo que explica muy bien lo que significa estar en constante movimiento, la combustión que produce el movimientoy su estímulo para la creación. Regresando al tema de partida, me las arreglo en residencias de escritores, artículos, traducciones y malabares para no tener los gastos que se suelen tener en condición de sedentaria. De todas formas, sé que hay que tener ese nido, pero ese nido, que yo lleno de papeles y de libros para darme calor, no sé todavía dónde está y si quiero que sea en un solo lugar. Creo que la condición de huésped me va muy bien, debe ser una suerte de voyeurismo, quiero decir, de andar husmeando en la vida de los otros. Para terminar, diré que en mi trayecto de Niza a Barcelona, ¡casi un viaje intercontinental!, hubiera podido hacer como George Sand y escribir las Cartas de una Viajante, con elt iempo que he pasado dentro de él. He podido ver el paisaje de la Costa Azul, la Costa Brava, y luego, Barcelona, pero sobre esta ciudad, lo reservo para el próximo blog.

2 commentaires:

XIGGIX a dit…

la condicion de huesped itinerante debe ser una experiencia humana muy especial...barcelona!, espero ese post con especial atencion

Jesus Torrivilla a dit…

Qué belleza. Creo que esa necesidad de movimiento ha estado ligada siempre a grandes almas como la suya.

Un saludo afectuoso