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dimanche, avril 02, 2006

Bonnard


Ayer visité la exposicion de Pierre Bonnard en el Museo de arte Moderno de París. La última exposición que pude ver ahí fue la de Giorgio Morandi, pintor italiano con una lectura metafísica de los objetos. Ahora, Bonnard, que siempre me ha conmovido por tener un aire a mi abuelo materno, invitaba a conocerlo. Me toca el hecho de que en uno de los catálogos él dijese que empezó a pintar porque su abuelo le hablaba de su temor a perder completamente la visión. Estaba casi ciego, por lo que le confiaba al nieto sus temores (o su pánico). Todo esto sucede en un lugar de la costa este de Francia, si no me equivoco! Entonces, ahí, sí, comprendo a Bonnard y la luz que sale de sus cuadros; siento con más fuerza ese trabajo con color que sus cuerpos de mujeres desnudas que me dejan impasible.
Y veo la parte de los autoretratos y pienso que esa mirada sobre si mismo, me parece hermosa, humana, o que busca lo humano, lo que hay de más frágil en él, sin vanidad. De la misma manera que nosotros buscamos que alguien vea ese brillo fatuo que sale de nuestro interior y que sólo se muestra en ocasiones, cuando el exterior es poroso y sensible.
Luego están las naturalezas muertas de Bonnard, su luz, su color; su lado vital y luminoso. No se trata de representar la vida, sino de hacer que el arte esté vivo, decía Bonnard. Y es eso lo que se siente, un despliegue de luz y color. Y calor humano. Porque sus pinturas son cálidas, tienen ese sol saturado de la Costa del Sur; como si el ruido de las cigalas, los pájaros carpinterios crepitara en medio de un espeso calor.
Y las fotos de Bonnard, muy mayor, pero siempre creativo. Las manos son enormes, decididas... Reconfortan...

2 commentaires:

Oscar Pita Grandi a dit…

Patty, el tema de Bonnard y el parecido físico con tu abuelo; antes, ese precioso diario ajeno, hallado por ti, en el Metro, parecen ficciones de alguien que está armando su novela contigo en ella. Un hacedor caprichoso que desgrada sus episodios en torno a ti, y entonces también nosotros, tus amigos, quedamos comprometidos en esa extensa novela, al enterarnos de los pasajes que recorres; y quizás sea a propósito que existamos y que nos enteremos de lo tuyo, así pensado por aquel incógnito hacedor, para asegurar con nuestra evidencia, la existencia de algo que nunca podría ser comprobado: la novela que ficciona en torno a ti.

vivirsuvida a dit…

Que suerte tuviste que pudiste visitar la exposición de Bonnard... a mi me quedaba algo lejos...