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jeudi, mars 30, 2006

Invitacion

La invitación de Patricia a escribir en su blog mientras su computadora se arregla es una manera de unir a sus amigos con sus lectores y con quienes leemos palincestos y nos quedamos callados, disfrutando tranquilamente de sus aires sosegados y reflexivos. Mientras tanto, desde la ventana de mi casa, oigo regar un jardín, son las seis de la tarde de los primeros días de un otoño neblinoso que a ratos, a veces largos, permite el paso del sol. El agua cae sobre las plantas, lo hace con un sonido que recuerda la lluvia, una lluvia tropical que en Lima desconocemos. A esta hora los colibríes ya han desaparecido, pero dos palomas entre aletazos y picotazos no sé si se enamoran o pelean. En la calle la gente discute de política, las elecciones se acercan y las pasiones se han desatado. Y todo parece indicar que seguimos dando vueltas a lo mismo, y la miseria, y el hambre, y las enfermedades, y la ignorancia, y la indiferencia, siguen esperando la magia, así, que de pronto los problemas se resuelvan sin mayor esfuerzo, que alguien, hombre o mujer, realice el milagro. Mientras tanto abro las páginas de un libro que encuentro sin querer sobre una mesa: Los hijos del limo: “No es una casualidad que el dogmatismo y el sectarismo hayan acompañado a los movimientos revolucionarios del siglo XIX y XX; tampoco lo es que una vez en el poder, esos movimientos se transformen en inquisiciones que periódicamente realizan ceremonias reminiscentes de los sacrificios aztecas y de los autos de fe.” Pero aquí en América Latina, lo sabemos bien, la ferocidad también ha estado del otro lado.

Elba Lujan.

Patricia me ha entregado la llave secreta que da acceso a la edición de este blog. Así que, para evitar malentendidos y que no le sean atribuidos a ella mi inoperancia y mi falta de luces, que quede claro que, para desgracia mía y de ustedes, el que esto escribe no se llama Patricia de Souza.
Dice Patricia en su último post que “es imposible abandonar un blog”. Para mí, lo verdaderamente imposible, dada mi legendaria pereza, sería empezar uno. Es más, esta noche, ante la idea de tener que colocar un post aquí (generoso ofrecimiento de la dueña) he caído presa del insomnio, me han invadido sudores fríos, he oído extrañas voces en mi cabeza... Y eso me hace pensar en lo injusta que es la naturaleza (culpable siempre de todos nuestros males) a la hora de repartir entre los humanos la capacidad de trabajo y el sentido de la disciplina. Durante mucho tiempo pensé que los blogistas (o blogers?) eran narcisos con tendencias exhibicionistas, y no dudaba en burlarme de ellos en público. Eso pensaba y hacía, y sin embargo, cuando llegaba la noche, secretamente, pasaba largas horas navegando por la blogosfera. Hoy sé y he aceptado que lo de tener un blog es más un acto de generosidad, de voluntad de compartir, que una tarea dictada por el narcisismo. Y no se imaginan hasta qué punto admiro y envidio a los escritores que hacen el esfuerzo de mantener abierto uno. Sí, los envidio, tal vez porque yo sólo sé escribir desordenada, arbitraria, y compulsivamente, y porque cuando me pregunto: “¿Y tú, Manuel, por qué escribes?”, sólo sé me ocurre contestar con aquello que decía Dostoyevsky en Memorias del subsuelo: “Escribir se parece un poco a trabajar, ¡y he oído tanto decir a la gente que el trabajo hace que los hombres sean buenos y honrados!”.

Los Angeles


Ayer he visto una exposicion sobre el arte en la ciudad de Los Angeles entre los 60-80. Una serie de instalaciones y objetos artísticos de una belleza (y dureza) impresionantes. Me impacto sobre todo la instalacion del arista Paul Mc Carthy (no confundir con el cantante) quien presentaba una instalación video junto con una serie de objetos expuestos. McCarthy ditorsiona el signo (las marcas de los productos de consumo) humanizándolos y explorando su nivel de alienación. Una serie de frascos de ketchup de marca Heinz estaban regados en el suelo como si fueran las secreciones escatológicas de la sociedad de consumo. Luego, el video, me dejó uan sensacion violenta: ¡un hombre masturbándose, lleno de babas y líquidos! Casi nadie soportaba mucho la imagen.

Es imposible abandonar un blog: Creo que esto cumple en mi caso la función de un diario personal. En él puedo organizar las cosas que veo y pienso contando con la mirada del otro. En toda confesion, en todo "decir", una busca una especie de absolución, de reconocimiento. Oído un fragmento del diario del Tour de Francia de Flora Tristan; al azar, en la radio. Era un fragmento de una fuerza enunciativa sorprendente. LLeno de pasión y de entrega. Eso ha hecho que hoy me levante diciendo: levántate, y anda. Escribe!

mardi, mars 28, 2006

problemas de informatica

El viernes, se me malogro la computadora. Como estoy recluida en la Casa de Chateaubriand, ha sido una catastrofe. Ahora debo escribir, cuando puedo y solo por momentos, en la computadora de una oficina, con teclado en francés! Espero que mi computadora se arregle pronto, me siento amputadade una una parte importante. Luego he tenido que hacer un trabajo de abstraccion enorme para decidirme a continuar con lo que estaba escribiendo, a mano. Al fin de cuentas, me decia, Chateaubriand, Flaubert, Georges Sand, y las Bronte, lo hicieron asi. Estoicismo puro. En sintesis, he decidido copiar la idea de mi amigo Ivan Thays, es decir, invitar a mis amigos a escribir en mi blog mientras yo solucione el problema. Son personas queridas y proximas, por lo que pienso que el desfase no sera importante.

Paro


Hoy es el dia del paro general en Francia convocado por los estudiantes de la Sorbona. No hay periodicos ni transporte y reclaman la renuncia de De Villepin, Primer Ministro en plena crisis. ESto demuestra que las movilizaciones sociales son eficaces en Francia, pero lo que me intriga es por qué no hay movilizaciones por otras razones: en contra de la horrenda politica anti-migratoria que se ha desatado en Europa, o por una intervencion mas concreta en los problemas endémicos del Africa del Norte. Si esos jovenes protestaran igual cuando ven a otro joven en la precariedad, cualquiera que sea su nacionalidad, no dudaria en creer que la utopia de un mundo mas justo es posible. Y sin embargo esa utopia es necesaria.
Ahora llueve y el bosque esta ventoso y esta personita se va a comer...

samedi, mars 18, 2006

manifestaciones en París

Los jóvenes franceses tienen muy claro cuáles son los valores que les interesa preservar: ninguna adquisición social debe ser perdida. No hay retroceso posible, lo histórico ha marcado un hito, un referente y esto no se puede perder. Las manifestaciones en París, están destinadas a hacer reflexionar al gobierno actual sobre el peligro de la aplicación de un nuevo contrato de trabajo(2 años como prueba a los menores de 26 años). Es decir, no se acepta entre los jóvenes que se les someta a la precariedad. Todo esto se suma a una serie de descontentos, esta vez de parte de una población más bien instruida (que será la que tomará el relevo en unos años), que podrían extenderse a otros ámbitos. No por nada se le relaciona con mayo del 68. Recordemos que esa vez casi renuncia el Presidente, Charles de Gaulle.
Del otro lado de la frontera de los Pirineos, España festejó el fin de semana la noche del "Botellón", una especie de bacanal moderna en la que los jóvenes beben y beben hasta la insconciencia. La hybris no se puede prohibir, ni siquiera controlar, pero cuestiona el hecho de que en dos países colindantes las reivindicaciones sean tan distintas: en uno es el deseo a producir, y en el otro, a gozar. Pasivo y activo de una sociedad. ¿Qué hace que esa catarsis de ebriedad sea tan reclamada en la península? No lo sé muy bien, tal vez porque España asiste a un cambio bastante acelerado en su propia sociedad y la población no sepa cómo seguir esos cambios. De un país medio atrasado España ha pasado a ser un país moderno, con tecnología de punta e inversor. Pero la población todavía vive a un ritmo distinto, entre pasado y el presente vertiginoso de la comunicación y la técnica. De ahí, creo, el malestar y el desconcierto que más que permitir identificar al deseo, lo funde y diluye en lo colectivo para encontrar su justificación. Mientras en Francia los jóvenes se hacen reguntas sobre su futuro como ciudadanos, en España quieren olvidarse precisamente de esas obligaciones. Para pensar.

jeudi, mars 16, 2006

Comunicación

Quizás lo que siempre nos empuja a darnos de golpes tratando de comunicar sea que lo único que nos hace humanos es el lenguaje. Sin él, no poseemos ninguna virtud que nos distinga de los demás animales. Pienso por ejemplo en que Aristóteles creía que los animales poseían un alma. Lo que nos hace algo culpables, es que nunca sabemos que parte del relato perdemos cuando decimos algo, y eso crea una sensación de falta, que conlleva una culpa. En la confesión, que sea en un blog, en una autobiografía o en una ficción, se busca una espece de absolución. El hecho de decirlo parece que nos libera, aunque en el fondo no nos libera de nada. Lo importente es que podamos cosntruir algo que se parezca a lo que pensamos, y siempre será con palabras. En Robinson Crusoe, este se salva porque tiene a Viernes y puede hablar con él. Nosotros ahora tenemos una cantidad de posibilidades inimaginables... eso hace que los pensamientos, las ideas, más o menos vagas, se enriquezcan con la mirada del lector. Tal vez un libro sería más interesante si en el camino recogiese todos esos comentarios y fuese creciendo hasta hacerse infinito. Un libro-instalación, un libro en el casi el autor o la autora, estén ausente, no sería una mala idea.

Amistad.

La amistad es quizás el vínculo que dura más en la vida. A veces, más que el amor y el deseo que es tan impredecible. Nietszche decía que uno era en parte los amigos que tiene, queriendo decir que la generosidad del vínculo expresa nuestras exigencias y condiciones en la vida. En ese sentido, podría estra orgullosa de mi amigos y mis interlocutores. Percibo siempre una sensibilidad atenta y generosa. Algo indefinible que es justamente esa comunicación de la que he hablado líneas arriba. Un pliegue donde permanece algo cálido y seguro. La imagen del pliegue creo que es bonita.

vendredi, mars 10, 2006


Valle de los lobos

Hoy salí a caminar cuando la lluvia que caía sobre París cesó. El bosque estaba sombrío, iluminado por claros que se abrían paso entre las nubes cargadas de lluvia. Era extraño contemplar ese paisaje, extraño e intenso medir su profundidad y confrontarme a la pequeñez de mi existencia. Imagino las sensaciones que pudo haber sentido Chateaubriand mientras se paseaba por él, cuántas cosas habrá imaginado y pensado, cuánta soledad y cuántas presencias habrá tratado de animar. Todo estaba enlodado y la casa se veía iluminada, al fondo. Este paisaje es tan distinto del de Lima, es tan voluptuoso y, al mismo tiempo austero, reflexivo y melancólico, en suma, una paisaje romántico donde se puede imaginar las partes más tempestuosas del ser humano, sus debilidades y sus caídas, pero también la fuerza que puede tener para imponerse a ciertas circunstancias.
Mientras caminaba pensaba en lo difíciles que son las relaciones en las personas, en su constante desfase, como si produciéramos mensajes que nunca pueden ser descfifrados y persiguiésemos una luz intermitente. Y pensaba en las ausencias que nos acompañan, en los gestos que recordamos y de los cuales no nos desprendemos sino por un trabajo de memoria y de olvido. ¿Vemos realmente a los demás? ¿O solo son esas intermitencias de las que hablo? Hay un cedro del Líbano que fue plantado por el propio Chateaubriand, se veía tan inexpugnable, tan alto, como aquello que las cosa que no llegamos a comprender, por eso pensar que podemos reducir la realidad a una sola cosa, contenerla en una imagen o una idea, me parece impensable. Entonces es como caminar en el bosque y respetar sus secretos o abandonarse a ellos. Amor fati.

mardi, mars 07, 2006

Duras


El cuaderno Rosa jaspeado, fue escrito entre 1943-1944, contiene un largo relato autobiográfico en el cuakl Marguerite Duras cuenta sus recuerdos de infancia en Indochina, junto con algunos esbozos de su novela, Barrera contra el Pacífico y relatos publicados en el libro El dolor. Estos escritos serán publicados por el IMEC, en Francia, celebrando 10 años de su muerte.

(...) Además de no poseer encanto y que estaba vestida de una manera por´xima al ridículo, no me distinguía por mi belleza. Era pequeña y mal proporcionada, flaca, acribillada de manchas rojas, agobiada por dos trenzas rojizas que me llegaban hasta lo alto de los muslos (digo trenzas, y convendría decir, cables, por la forma como mi mamá me peinaba tirando de mis cabellos). Estaba quemada por el sol, ya que en la plantación vivíamos siempre en el exterior (y en ese momento la moda de Saigón era tener la piel blanca). Mis trazos, bastante regulares, hubiesen podido pasar por bellos, pero la expresión ingrata, taciturna y obstinada de mi rostro los desnaturalizaba completamente, y no se les remarcaba. Poseía una mirada malévola que mi madre calificaba como “venenosa”. Por ejemplo, cuando encontraba fotos de esa época, en vano buscaba una cierta dulzura en mis trazos, una indulgencia. Las raras amigas de mi madre le decían que llegaría a ser bonita _que tenía bonitos ojos, pero que tenía que llevar lentes porque tenía seguro algo raro, que mi mirada no podía ser natural. Desde pequeña, esa mirada había inspirado comentarios de parte de la mujer del administrados del puesto de Vinh Long donde mi madre enseñaba. En la misa me había volteado para mirarla y parece que mi mirada la había “aterrorizado”. Por bondad, le decía a mi mamá que tenía que hacer algo con mis ojos. Pero mi madre nunca se preocupó, ella sabía que no tenía nada en los ojos, ella, pretendía que tenía una mirada “venenosa”, pero también inteligente. Ella también me decía que era bonita, me decía a escondidas: No te preocupes, tu eres realmente linda. Yo no me preocupaba. Creo que mi madre trataba de persuadirse a sí misma que su hija era bonita. Mi hermano mayor, al contrario de ella, afirmaba perentoriamente: Aparte de mí, fallaste con tus otros dos hijos. Es verdad que él era de una belleza bastante impactante; no lo digo a la ligera, un mes después de su llegada a Cochinchina, se le consideraba el hombre más bello de la colonia. Mi hermano tenía eso de especial, y es que no podía hablar de una mujer hermosa sin decirme: puedes echarte a correr, o decirle a mamá: tu hija puede echarse a correr. Algunas veces se miraba en el espejo y me llamaba: ¿Ya has visto una boca como esta?, me lo decía dibujando la suya. Yo respondía que eso se podía encontrar si se buscaba bien. Pesada, respondía él, puedes echarte a correr.
Nada le daba más pena a mi madre que el hecho de que mi hermano dudase de mi belleza. Es verdad que no tenía dote y la idea de un futuro matrimonio angustiaba a mi madre. Cuando tuve quince años, se habló de eso en casa. Puedes correr, decía mi hermano, a los treinta años, la tendrás todavía en casa. Era un punto sensible que contrariaba mcuho a mi madre: Mañana, si deseo la caso, y con quien quiera. La perspectiva de quedarme solterona, me dejaba fría, la muerte misma, me parecía, comparada con eso, menos terrible. Escuchaba sabiendo que mi madre mentía cuando decía que podía casarme con quien quisiera, pero en el fondo esperaba encontrar a alguien.

En la foto: Duras y su madre.

Angelous novus

Este sí es un Angelous Novus en honor a Pilar Dughi, escritora y amiga personal. Es terrible hablar de la desaparición de alguien que hemos visto apenas hace unas semanas. La recuerdo en una noche de Lima, un poco descompuesta, pero siempre cálida y dispuesta a escuchar (esa indulgencia suya con los otros siempre me impresionó). Si sabía que le quedaban pocos días de vida, su actitud fue estoica y digna. Al final, la muerte nos espera en todas partes. Eso nos ayuda a relatizar y a lo mejor a querer un poco más a los que tenemos cerca. Lástima, Pilar Dughi, es una verdadera pérdida.

dimanche, mars 05, 2006

Vallée aux Loups

Vallée aux Loups, 4 de marzo.


Anoche, después de visitar la casa de Chateaubriand, no he podido dormir. Tenía muy presentes los objetos, retratos, manuscritos, cuadros, péndulos, sillones, de la casa. Y sobre todo la mirada de Chateaubriand anciano junto con el retrato de una de sus amantes, Nathalie de Noailles (de paso, el hecho de que el guía se volteara para decirme que me le parecía, me dejó más impregnada), quien terminó alienada. Curiosamente, su gran amor fue, Madame de Récamier, con quien mantuvo una relación a vida, leal, pese a su donjuanismo. Madame de Stael, quien introdujo el Romanticismo en Francia y fue una mujer muy libre y seductora, fue una de las mejores amigas de Récamier, admirada por su inteligencia y su belleza. Uno de los grandes amores de Madame de Stael, fue Pedro de Souza (quien fue después rey del Brasil), recuerdo haber hablado de eso en un blog. El hecho de ver un retrato de Madame de Stael en uno de los salones de la casa, más lo que he mencionado líneas arriba, me pusieron alerta con todas esas sensaciones. Mientras dormía, llegaban ruidos de lechuzas, pájaros, ventanas que se golpeaban, etc. La imagen de un cuadro representando una escena de René, otra novela de C. se me aparecía por ráfagas. La verdad que tuve miedo, pero pensé que esa mentalidad supersticiosa nos viene de sudamérica, pero también de mi infancia en la que siempre han habido historias de aparecidos y fantasmas. Recuerdo muy bien las escenas de pánico en la casa de mi abuelo, en Cora-Cora, donde tenía su hacienda. Entonces decidí encontrarle una explicación lógica al ruido y concluí que era Odeur, el gato de la Residencia quien subía y bajaba por la escalera y hacía ruido. En realidad terminé por dormirme en medio de esa imágenes, entre el miedo y la fascinación.

Luego traduciré el fragmento de Duras. Y sobre los bares, hay algunos agradables, pero son raros... de todas formas lo que no me satisface es mantener una conversación en medio del ruido, eso me parece agotador.

vendredi, mars 03, 2006

alejarse

Partir c'est mourir un peu/ c'et mourir à ce qu on aime/ on laisse un peu de soi même/ En toute heure et tout lieu/

traducción: Partir es morir un poco/ es morir de lo que se ama/dejamos algo de nosotros mismos/A toda hora y en todo lugar.

Este es un fragmento de un poeta que no conozco, Edmond Heracourt (buscaré en Google) y que me parece cercano a lo que siento cuando me alejo de un lugar querido, en este caso el Perú, y Lima, concretamente. Lo encontré en el blog de Pierre Assouline, en el diario Le Monde, y es a propósito de la última novela de Tahar Ben Jalloum, Partir, escritor marroquí afincado en Francia. Assouline habla de la neurosis del futuro, el exilio. Supongo que es porque hay que arrancarse a una forma de vida, a olores, formas, sobre todo, lenguaje (materno), frases que "significan", códigos que nos hablan y que se quedan impresos en la piel. Al pasar, dejamos una sombra, la ausencia que de alguna manera es lo que nos lleva a la melancolía, pero, insisto, sin ese sentimiento, se puede valorizar verdaderamente lo que se vive? Alejarse es también volver, creo que eso lo dijo Montaigne.

Hace unos instantes pensaba en qué no me satisface de los lugares concurridos, del ruido y la bulla de la gran ciudad. Me gusta vivirla, pero desde la intimidad de un lugar sereno, desde cierta altura. Siempre me ha intimidado el ruido, la distorsión que produce el ruido de ciertos bares o ciertos lugares. Es como si esa catarsis diluyese los contornos y las cosas, lo más cercano a estar ausentes, que es como una pequeña muerte. Si una conversación se encuentra entramada en el ruido indiferenciado del tumulto, lo mejor, para mí (perdonen la primera persona) es huir. Ser una persona tumultuosa hace que nos sintamos solas en el tumulto. Sola, porque las presencias que se llevan dentro tal vez se hallan modelado con cincel, en la exclusividad de un espacio que acoge. La histeria de la noche, parisina, londinense o limeña, me hace pensar en la soledad más que en la compañía, en la soledad a la que nos condenamos cuando no intentamos oír. Y tengo mi alegoría preferida. Está en uno de los diálogos de Platón, pero no recuerdo en cuál: Sócrates es interpelado para dar una opinión sobre un tema que concierne a un estudiante, entonces dice: esperen, para razonar bien, necesito poner la cabeza en una bolsa de papel. Y lo hace! Quizás el estar pendientes de la mirada de los otros nos distraiga de lo esencial: conocernos. Y esa frase de Delfos, aparentemente obvia, es la razón por la cual la bulla, la luz estrepitosa, no nos dejan ver quiénes somos. En ese sentido, sí, puede ser, salir, es olvidarse de sí misma. Pero prefiero la otra opción, estar presente y decir, sí, sí, aquí estoy, con toda la vehemencia de la pasión.

vaya...

Ps: Hoy han crecido las primeras flores silvestres en la casa de Chateaubriand. Mañana, traduzco un fragmento de Marguerite Duras publicado en la revista Les inrrokuptibles: remarcable.

Memorias

Vallée aux Loups, 3 de marzo.

En la madrugada, he releído la primera parte de las Memorias de Ultratumba, en su edición de la Pléyiade. La traduzco porque es un texto que me parece muy hermoso.

El Valle de los lobos, cerca de Aulnay, este 4 de octubre de 1811

Hace cuatro años que a mi regreso de Tierra Santa, compré cerca de la aldea de Aulnay, en el vecindario de Sceaux y de Chatenay, una casa de jardinero, escondida entre las colinas cubiertas por el bosque. El terreno desigual y arenoso que dependía de esta casa, no era más que un vergel salvaje al final del cual se encontraba un barranco y un perqueño bosque de castaños. Este estrecho espacio me pareció propicio para acoger mis largas esperanzas; spatio bevi spem longam reseces (1). Los árboles que he plantado crecen, son por ahora tan pequeños que les doy sombra cuando me pongo entre ellos y el sol. Un día, dándome sombra, protegerán mi vejez como yo he protegido su juventud. En la medida en que he podido los he elegido en los diversos climas en los que he errado, me recuerdan mis viajes y nutren el fondo de mi corazón de otras ilusiones.
Si alguna vez los Borbones suben al trono, no les pediré, en recompensa a mi fidelidad, que hacerme suficientemente rico como para añadir a mi herencia el lindero de bosque que me rodea: es una ambición, acrecentar mis paseos de algunas hectáreas. Aunque sea un caballero errante, tengo los gustos sedentarios de un monje. Después de que vivo en este retiro, no recuerdo haber puesto más de tres veces los pies fuera de mi cercado. Mis pinos, mis abetos, mis alerces, mis cedros, mantienen su promesa, el Valle de los lobos será una verdadera cartuja.
(....)

Este lugar me gusta: ha reemplazado para mí los campos paternales y lo he pagado con el producto de mis sueños y mis vigilias. Es al gran desierto de Atala que debo el pequeño desierto de Aulnay. Para crearme este refugio, no he tenido que hacer como los colonos americanos, arrojar a los indios de Florida. Estoy apegado a mis árboles; les he dedicado elegías, sonetos y odas. A todos los he cuidado con mis propias manos y los he liberado yo mismo de los gusanos que atacaban su raíz, o de la oruga que se pegaba a su hoja. Los conozco a todos por su nombre, como a mis hijos, son mi familia y no tengo otra, y espero morir en su seno.


1. Al breve espacio de la vida, se sustrae la intensa esperanza. Horacio, Odas, I. Xi, 6-7.

mercredi, mars 01, 2006

Chateaubriand


Ma main ne me revient pas, elle meurt par marceaux, es uno de los fragmentos de René de Chateaubriand, escritor romántico, pero más que eso, un escritor a parte entera. Digo esto porque Chateaubriand es inclaisficable. Fue un hombre político y más que nada escritor. Mi mano no regresa, muere por pedazos, ese fragmento es como si hablase de esa fragmentación del tiempo presente en el cuerpo. Cuando Chateaubriand decide refugiarse en el Valle de los lobos, donde compra una casa de jardinero para transformarla en un verdadero Nido, la idea de sus Memorias de ultratumba empezaba a tomar forma. Costruir una tumba personal en vida, rodeado de los árboles que trajo desde los Estados Unidos, lugar que sirve a sus dos novelas, René y Atala. Dos novelas remarcables, cargadas del sentido romántico de la época: grandes espacios, sensación de sublime... Qué hace que Chateaabriand, quien gusta a mucha conservadora en Francia me parezca tan apasionante? Algunos fragmentos de sus Memorias, su infancia en un frío castillo de Normandía, la descripción de ese niño vulnerable, inválido para la vida afectiva. El que escribe, Ma main... Hace unos instantes paseaba por el parque de esta casa que le sirvió de refugio, lejos de Lima, de su sol y de sus cerros áridos, pensaba en cómo se sentía. Estaba pegada al vidrio de la Torre Velleda, de inpsiración italiana, tratando de encontrar algún detalle a ese espacio en el cual empezó a redactar Las memorias, y creo que lo que más me impresionó es la magnitud del jardín, su arboretum plantada por el mismo. Un cedro del Líbano se veía impresionante por su altura, y el bosque, por su paz. En 1818, arruinado por la Restauración (gobierno reaccionario que lo hizo a un lado) vendió esta casa a Mathie de Montmorency, amigo de una mujer muy famosa e independiente, Madame de Recamier. Pero aquí, en este nido, construyó su propia tumba, su monumento frío como el castillo de su infancia.

La Arcadia

Cada vez que dejo Lima me pregunto: por qué, tengo que irme? Para qué? La respuesta que siempre encuentro es: para ser tú. Sin la vida en Francia, sin la soledad y la ausencia, no sería la misma, o no apreciaría las cosas de la misma manera. Aquí, lejos de todo referente, todo es limpio y sin envoltura. Las cosas son lo que son, y hay que aceptarlas. Rozo mis límites, enloquezco debido a los cambios, pero siempre me levanto y logro caminar. Chateaubriand podría ser uno de mis aliados cuando escribe sus Memorias y habla de ese niño desvalido, asustado y que sin embargo sueña y sueña... Y sueña que sueña.