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samedi, février 18, 2006

La búsqueda

A veces una busca respuestas y no las encuentra. Se tiene saber aceptar una situación, incopleta, imperfecta. Una amiga querida me dijo un día: el sabio escucha, el inteligente opina, el tonto, grita. Hay que saber escuchar ciertas voces interiores cuando estas nos hablan, saber oírlas es no falsearlas ni traicionarlas. Siempre pienso que una misma es capaz de saber lo que es bueno para sí misma. Es cuestión de atención y de conocerse. Desconocerse es ir hacia quién no nos oye o no nos ve. En el silencio de la quietud, toda sombra se ilumina o termina por hacerlo.

samedi, février 11, 2006

sabiduría


La sabiduría (sagesse) en francés, significa saber observar, saber guardar silencio. El ruido y el alboroto es propio de los necios y los tontos. La sabiduría, si tiene algo a lo que se puede aspirar, es que nos sitúa por encima de nuestras pequeñeces, no con pedantería ni soberbia, menos con resignación, sino con serenidad y distancia. Los errores noe xisten para el sabio. Es más un estado estético, contemplativo, casi místico.

La última novela de Jean Echenoz, Ravel, podría ser una interesante manera de vivir la edad madura. Echenoz-Ravel (JE toca el piano y el saxofón) demuestra una cierta elegancia para envejecer con ese ascetismo jansenista que caracteriza a los hombres como JE: delgado, rubio, solitario (exceptuando su caractere de couchon) , frágil. Podría ser el arquetipo del hombre que pasados los sesenta, observa el mundo con la sabiduría de un monje budista. En Echenoz el detalle es la partícula a partir de la cual su texto crece y se dilata. Lo que busca JE es el hálito poético de la frase, lo que se esconde detrás de las situaciones y objetos... Ravel compuso su famoso Bolero en una casita de Ciboure, al lado de Saint Jean de Luz, en el país Vasco francés. Desde su ventana se puede ver un pequeño puerto, tal vez el allegro, el ditirámbico juego de Bolero.

mardi, février 07, 2006

El tiempo


El el libro XI de sus Confesiones de San Agustín, se hace la pregunta de lo que es el tiempo: ¿Dios mío, qué es el tiempo?. Tal vez sea como una estrella fugaz, como esa caída en el espacio. Al llegar a Lima, esta categoría se me trastoca, quiero decir, que mi noción de tiempo se pierde y es como pedalear en el vacío. Emmanuel Kant decía que las categorías de tiempo y espacio eran conceptos a priori, todos los tenemos. Pero ahora, con el MSM, las imágenes video, etc... la noción de tiempo se ha transformado. Nuestro indicativo del presente se ha dilatado y se ha hecho vasto, diablos, ¡que sí es así!! Y ese es el encanto de esta época, trascender su espacio, sentirse cerca a pesar de la distancia. Igual, nada reemplaza un cuerpo, un cuerpo es un cuerpo, es su respiración y su presencia la que nos fascina.
Ahora, lo más complicado en el tiempo, es aceptar los cambios. Una vez un profesor de filosofía me comentaba: cambiamos para los demás, pero nosotros tenemos la sensación de ser los mismos. Conmueven esos cambios porque nos dicen mucho de lo que se vive: una arruga, un ceño fruncido, nos da la medida de una vida. Hay rostros espirituales, sonrientes y serenos, y otros, duros, soberbios (me gustaba esa teoría de Hegel de cómo la fisonomía adquiere una parte del valor espiritual de la persona) o indiferentes...
En fin, la distancia, y el acercarse de nuevo, nos hace ver que todo es una cuestión de perspectiva. Acercarse o alejarse del objeto, nos da otra visión de las cosas...
Y ahora, !viva el sol y el mar de Lima! Pongo enseguida un texto hermoso:

Oh, rostro, perfectamente hermoso, todos los seres que pueden contemplarte no son suficientes para mirar tu esplendor. El rostro de los rostros aparece de una manera velada y misteriosa (velate et in aenigmate) en todos los rostros, pero aparece sin velo (revelate) solo cuando penetramos más allá de todos los rostros, en un cierto silencio secreto y escondido donde desaparece todo lo que podemos pensar o imaginar de un rostro. Es así, esa oscuridad, esa neblina, esa tenebra o ignorancia, en el que entra aquel que busca tu rostro, cuando trasciende todo silencio y va más allá (transilit, saltar por encima) de todo concepto: es ahí que tu rostro se puede ver, pero solo de manera velada, la oscuridad en sí misma revela lo que se encuentra en tu rostro, más allá de todos los velos.
Nicolas de Cue, De visione Dei, in Opera, Bale, 1502. t. I, p. 185. La tradúcción es mía.

PS:
Sobre el primer post: (Hay un poema de Alberti en el Malecón, Souza, en Barranco, que nos hace pensar que Lima es una capital privilegiada por tener al mar tan cerca). Y gracias por los comentarios, siempre inteligentes y refinados.

Imagen foto: Sarabanda, de Igmar Bergman.

mercredi, février 01, 2006

La primera persona


Hace unos días hablaba con una persona bastante sabia. Conversábamos del por qué el interés de la primera persona, de las autobiografías, de los diarios, etc... Ella me decía que lo que interesaba al lector era saber cómo habían hecho los demás para salvarse, peor también para ser felices. Los otros funcionan a manera de espejo, en ellos nos vemos, aunque no sea totalmente. Lo importarse es verse y poder reconocer el rostro que aparece. Sucede que con los viajes, la despersonalización, es evidente. Al viajar, los rostros cambian y nos piden cosas distintas, nos envían también señales irreconocibles, a veces, realmente nuevas. Aunque yo creo que siempre hay cierta generosidad en la mirada de los otros, incluso en sus mensajes, depende de cómo escuchemos, es decir, de nuestro propio estado. El estar alienados, como suele suceder en sociedades con carencias concretas, con la subsistencia, con tener una vida digna, no nos deja ver lo esencial. No nos deja ver esos rostros vivos, humanos, intensos. La primera persona a lo mejor nos conecta con lo más íntimo y los más auténtico (por la intención de ser honestos), lo que hace que la proximidad sea de verdad, casi como tocar la mano de alguien para sentirnos menos solas.

Pensando en la incapacidad de relacionarse, de ese no querer ver al otro ni escucharlo, encontré un artículo sobre un grupo de escritores en el cual estaba Michel Houellebecq. Creo que me interesaron por sus planteamientos estéticos, pero también filosóficos, aunque había algo de muy branché a la parisina, algo un poco artificial ,y eso sí me gustaba... Cuando Houellebecq publicó Las partículas elementales, Nicolas Bourriaud, uno de los que formaron este grupo, denunció una forma de pensamiento cerrado, eugenista, y peligroso. Hace unos días leía un artículo muy interesante en el diario Liberation sobre "El odio del otro", maquillaje para una nueva forma de pensamiento intolerante que se disfraza de "políticamente incorrecto" (volveré sobre el tema). Cito algunos fragmentos: Ningún filósofo, ha hablado del odio y del amor como Baruch Spinoza: El amor no es otra cosa que la alegría acompañada de la idea de un factor exterior, y el odio no es otra cosa que la tristeza acompañada de la idea de una causa también exterior. El que ama se esfuerza necesariamente en conservar el objeto de su amor y hacerlo presente, el que odia, todo lo contrario, se aleja y destruye a su objeto.

mmmmm para pensar...

Pongo ahora una parte del artículo sobre el grupo Perpendicular, al que pertenecía MH...

En un café de la rue des Archives, en París, un grupo de escritores se reúne todos los miércoles a leer textos o conversar sobre diversos temas. Son escritores, curiosos, y todo aquel que desee unirse al movimiento. En el fondo que se busca es una convergencia de saberes, manifestaciones de vida y significados diversos; algo que producimos constantemente: efectos. Efectos de lenguaje, efectos sonoros, efectos ópticos. Es un poco en síntesis lo que se proponía Perpendicular para romper con la formacíón cultural y estratificada del lenguaje. Cito una parte de su manifiesto: Todos los movimientos culturales han valorizado las formas consideradas como marginales: Dada y el arte africano, el Surrealismo y la vida cotidiana, el Pop art y la producción de masas, etc. El Perpendicular desea aportar a este movimiento de arriba hacia abajo, un movimiento de abajo hacia arriba, confrontando la alta cultura a auquellos elementos no considerados como tales ( la cultura popular por ejemplo). Se puede leer un manual de bicicleta como un poema modernista, o ver una película de Jacques Tati como una ecuación. La cultura es una caja de herramientas.
No hay, entonces cánon cultural, esta es una idea deleuziana: el sentido no es nunca principio u origen, sino producto. En otras palabras, el sentido se lo damos nosotros cuando interpretamos. No existe para ellos lo elevado o lo sublime, sino efectos en la superficie inseparables de su propia dimensión. Hay una idea central en todo esto y es acabar con el dualismo de los modernos, recupernado lo paradójico, revindicando el caos, y el humor como el arte de la superficie en lugar de la ironía, arte de la profundidad y la altura. Reconciliación de conocimeitnos, por más banales que parezcan. Lo real es una estratificación que hay que atravesar como Alicia en el País de las Maravillas. El aparente sinsentido que nos rodea podría ser interpretado no como ausencia, sino como un sentido en sí mismo. En este caso, la literatura se convierte en una multiplicidad de posibilidades dentro del juego lógico de las proposiciones y sus diferentes configuraciones. Los Perpendiculares son críticos de arte, oficinistas, periodistas, ingenieros (sic), escriben ensayos, cuentos de educación canina o filosóficos, epopeyas burlescas, novelas policiales, relatos de creación colectiva, Los cantos de Mauricio, ¿por qué no?.
La revista Perpendicular duró poco tiempo. Nicolas Bourriaud http://www.counter-googling.net/bourriaud.htmpasó a las artes plásticas y ahora dirige el Palais de Tokyo, uno de los centros dea rte contemporáneo más importantes en el mundo, Houellebecq se ha convertido en el escritor reaccionario más contestado después de Céline y Mauriac... Lo que empezó como una sublime película de Jacques Tati terminó como uan fría película de ciencia ficción!