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vendredi, octobre 28, 2005

Macht point


La última película de Woddy Allen, toca un tema tabú: el crimen. Es la película más bergmaniana de este director que siempre se ha caracterizado por su humor corrosivo, ingenuo, y juguetón. Aquí , es la impunidad del crimen lo que cuenta: hasta qué punto un crimen queda impune por una cuestión del azar, por la astucia del que lo comete, hasta qué punto la fatalidad es posible? De ahí las referencias clásicas de la película (Sófocles) y en las contemporáneas, Dostoiesvki.
En la mañama, escucho un programa en France Culture sobre los grandes crímenes en la historia, el último fragmento corresponde a la tragedia de Ruanda. Decía el analista: es difícil entender qué sucede con la cabeza de estas personas. Para comprenderlas recurrimos a diarios personales, a su correspondencia y, en casi todos los casos, sentían que obedecían órdenes.
Esto me hace pensar en el texto de Hannah Arendt, Eischmann en Jerusalén, a raíz del cual se le acusó de banalizar el mal al atribibuirlo a una alienación con la estupidez. Buscaré el fragmento para citarlo... Otra cosa que decía el analista es que la mayoría de países donde este tipo de crímenes masivos se producen (por razones religiosas, étnicas o políticas) sucede cuando no se sienten observados por la comunidad internacional. El deber de injerencia es un nuevo concepto ético que significa estar obligado a intervenir cuando la situación lo exige. Hay guerras que se justifican? No lo sé, pero sí creo que es necesario defender un estado de derecho, un principio de justicia que actúa de manera légímitima, respetando ciertos acuerdos. La justicia no es sólo el miedo al castigo (como se lo plantea Raskolnikov en Crimen y castigo), sino una prohibición a dañar la vida de un Otro, como lo veía Emmanuel Levinas: el rostro del otro es la prohibición del crimen.
En la foto, Woody Allen y Scarlett Johansson

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